Alguna vez hemos tenido un perro en casa y quizás
hemos ignorado lecciones silenciosas que esos animales nos dan, por ejemplo:
· Nunca pierda la oportunidad de salir de
paseo.
· Experimente la sensación del aire fresco y
del viento en su rostro por placer.
· Cuando alguien que ama se aproxima, corra a
saludarlo.
· Practique la obediencia.
· Haga saber a los otros cuando están
invadiendo su territorio.
· Siempre que pueda duerma una siesta y
desperécese al levantarse.
· Corra, salte y juegue a diario.
· Coma con gusto y entusiasmo, pero pare cuando
esté satisfecho.
· Sea leal siempre.
· Nunca pretenda ser algo que no es.
· Si lo que desea está enterrado, cave hasta
encontrarlo.
· Cuando alguien estuviere pasando un mal día,
quédese en silencio, siéntese próximo a él y, gentilmente, intente agradarlo.
· Cuando llame la atención, deje que alguien lo
toque.
· Evite morder cuando apenas un gruñido podría
resolverlo.
· En días templados, recuéstese de espaldas
sobre la hierba.
· En días calurosos, beba mucha agua y descanse
bajo un árbol frondoso.
· Cuando esté feliz, salte y sacuda todo el
cuerpo sin inhibiciones.
· No importa cuántas veces lo censuren, no se
martirice con culpas que no tenga y no se ponga mal, corra inmediatamente de
vuelta a sus amigos.
· Alégrese con el simple placer de una
caminata.
· Aprenda del perro, pero no tenga una vida de
perro. Viva como un hijo de Dios. Dios es tu Padre y tienes que vivir como Hijo
del Padre Celestial.
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