Campaña sobre Envejecimiento activo
¡Atención
a los medicamentos!
Los
ancianos, con una mayor afectación de enfermedades, entre las que destacan las
crónicas, constituyen el sector de población que mayor cantidad y variedad de
medicamentos consume. Además, suelen darse otras peculiaridades, en términos de
aislamiento personal y dificultad física y mental que requieren una especial
atención en la prescripción y la administración del medicamento. Resulta comprensible
que este sector de población se encuentre especialmente afectado por los malos
usos y abusos de la medicación, y que el riesgo de salud asociado a errores de
administración de medicamentos se vea acrecentado respecto del resto de la
población.
En la administración de medicamentos
en las personas mayores debemos tener en cuenta que:
• Su
situación está condicionada por la cantidad y variedad de medicamentos que
suelen tomar, el padecimiento de enfermedades crónicas y los estados
carenciales o de mala nutrición.
• Las
enfermedades crónicas en los ancianos, aunque no tengan nada que ver con el
padecimiento a tratar en ese momento, pueden modificar la respuesta al nuevo
medicamento.
• Suelen
presentar problemas de ingestión, oído, visión, memoria, e incluso de
comprensión y confusión mental. Otros factores de tipo emocional como la
pérdida de interés, la soledad y el aislamiento personal también dificultan
sensiblemente los tratamientos.
• En el
anciano resulta frecuente que no se obtenga el beneficio previsto o esperado
del tratamiento farmacológico: con algunos fármacos se presentan efectos
secundarios que no aparecen en personas más jóvenes; en otros, los efectos,
tanto terapéuticos como los adversos, aparecen con mayor intensidad.
Por todo
ello, debe procurarse una pauta de administración sencilla, con el menor número
de medicamentos y tomas posibles, y de fácil identificación. El empleo
inadecuado de la consulta médica y deficiencias en la administración de los
medicamentos y en los seguimientos de los tratamientos por parte de pacientes,
cuidadores y familiares, provoca malos usos y abusos de los medicamentos que
podemos y debemos corregir.
En las consultas:
Al
prescribir la medicación el médico preguntará al paciente o familiar sobre
aquéllos aspectos que pudieran influir sobre su salud o en la efectividad de la
misma (edad, peso, otras enfermedades, alergias...). También le alertará sobre
la aparición de posibles reacciones adversas, y le dará una serie de
indicaciones sobre la forma de administrar la medicación, así como la conducta
a seguir durante el tratamiento.
Por tanto, es necesario que durante
la consulta se adopten las siguientes recomendaciones:
-
Prestar
atención a las indicaciones del médico sobre la administración de los
medicamentos y el seguimiento del tratamiento. No debe estar distraído
vistiéndose o recogiendo documentación en ese momento.
-
Prevenir
al médico en caso de tener dificultades para la identificación, de comprensión
o memoria.
-
Informarle
sobre las alergias a medicamentos y alimentos, del padecimiento de otras
enfermedades, especialmente crónicas, hepáticas y renales, y sobre el
seguimiento de otros tratamientos.
-
Informar
al personal sanitario (médico, enfermero, farmacéutico) sobre dificultades para
la ingestión de algunas formas de medicamentos, así como para la identificación
de los mismos.
-
Pedir
aclaraciones en caso de no haber quedado bien enterados, y comprobar que las
indicaciones de la receta o cualquier otro documento sean legibles.
En la
consulta médica, resulta fundamental la clarificación informativa en cuanto a la administración de cada uno de los
medicamentos;
debiendo quedar constancia escrita sobre la forma de facilitar la
preparación o la ingesta de cada uno de ellos. Por su parte, las recetas recogerán
con claridad: dosis, horario de las tomas, vía de administración y duración del
tratamiento. Debemos exigir su legibilidad y solicitar aclaraciones en caso de
duda.
En la fase de administración de la
medicación y seguimiento del tratamiento
Prestar atención a la preparación y la dosificación
de la medicación de cada día, o incluso semanal para el caso de tratamientos
largos. Los familiares y cuidadores deberán comprobar que los mayores han
quedado enterados y siguen las indicaciones para la administración de cada uno
de los medicamentos.
Comprobar que tienen localizado los documentos
elaborados en base a la información sanitaria recabada para el seguimiento de
los tratamientos; así como el correspondiente a los teléfonos de servicios de
urgencias y emergencias, centro de salud, familia…. Interesa también la
constancia escrita sobre la conducta a seguir ante imprevistos, con especial
atención a posible la aparición de efectos adversos: suspender la medicación,
informar al médico e incluso avisar al servicio de urgencias (tener localizados
teléfonos).
Seguir la evolución de los tratamientos
correspondientes, e informar al médico si no los encuentra eficaces, o si la
respuesta de alguno de ellos no se corresponde con lo esperado. Cabe recordar
lo indicado sobre rasgos específicos de los mayores, relacionados con la
eficacia de la medicación y la propia reacción del organismo.
Si viven solos, y los familiares no los encuentra
capacitados, debería comunicarlo al personal socio- sanitario correspondiente
para la búsqueda de alternativas seguras: apoyo a través de enfermería de
enlace y/o servicios sociales, persona cuidadora, otros familiares,
asociaciones de pacientes….
Respecto del manejo de los medicamentos y la automedicación
Vigilar el cumplimiento de todo lo que concierne al
almacenamiento, la conservación y la caducidad de los medicamentos, según las
indicaciones de los respectivos prospectos.
-
Debe procurar un mueble, con espacios personales
separados, para uso exclusivo de medicamentos; así como su distribución en
contenedores de fácil identificación (recipientes, colores…) y transporte.
-
Debe situarlo en un lugar fresco y seco, cómodo de
manejar y fuera del alcance de los niños.
-
Debe llevar un listado de lo que contiene y para
qué sirve cada medicamento, diferenciando los medicamentos de uso común y los
de uso exclusivo; así como disponer de avisadores para
evitar olvidos.
Para la evitación de la automedicación en
particular:
-
no proveerse de medicamentos que precisen receta
sin que lo haya prescrito el médico;
-
pedir asesoramiento sanitario (médico,
farmacéutico, enfermero) previo a la administración del medicamento, incluso
para los que no precisen receta, sobre todo por parte de pacientes
polimedicamentados;
-
no guardar medicamentos una vez finalizados los
tratamientos.
En las
personas mayores el asesoramiento por parte de la farmacia de referencia
resulta fundamental, sobre todo en aquellas polimedicamentadas y/o con sus
capacidades cognitivas limitadas. Por ello, consulte a su farmacéutico:
-
Ante
una duda sobre cualquier medicamento que tenga en su casa.
-
Ante
una duda sobre su nueva medicación.
-
Antes
de irse a casa con los medicamentos que le ha prescrito el médico.
-
Siempre
que no esté seguro de para qué sirve o cómo utilizar el medicamento.
-
Para
entender el tratamiento completo de su medicación.
Esta acción informativa se enmarca
dentro de la campaña ¡Dale vida a tus años!, desarrollada por AL-ANDALUS en
colaboración Consejería de Salud dentro del
Programa de Promoción del Envejecimiento Activo.