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Estar a dos velas
Es lo mismo que estar sin
parné, sin dinero. La procedencia de esta frase es incierta. El folclorista
José María Sbarbi en su obra Gran diccionario de refranes, comenta acerca de esta expresión:
"Como en las iglesias, después de terminadas las funciones religiosas, se
apagaban todas las luces menos 2 que quedaban delante del sagrario, y como
éstas alumbran poco para el espacio tan grande de aquéllas (las iglesias),
puede decirse que quedan tristes y medrosas y, por lo tanto, se compara con el
ánimo del individuo que no tiene dinero". Al experto José María Iribarren esta
explicación no le convence y sitúa el origen del dicho en las timbas y partidas
de naipes antiguas, donde el banquero solía colocarse entre un par de velas. En
este supuesto, dejar al banquero a dos velas o quedarse a dos velas equivaldría
a dejarle sin un céntimo.
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