Mari Lobo y Juan
Lo he dicho
otras veces: Me gustaría tener la sensibilidad del poeta y habilidad del
escritor para plasmar en su justa medida los comportamientos y bellezas que veo
sin añadir ni quitar una miaja. Digo esto porque quisiera fotografiar con palabras,
y sé bien que no podré, las cualidades que atesoran, y transmiten de manera
generosa, una pareja que cada día gana más seguidores y entusiastas en el mundo
del baile popular de salón y por sevillanas, así como de esas otras piezas
musicales para gimnasia rítmica de conjuntos como son, entre otras que están de
moda, el Coyote y la Camisa
negra.
La pareja a la
que quiero referirme es la formada por Mari Lobo y Juan, dos personas
encantadoras de las que, sin querer, te sientes atraídos como lo demuestra la
estela de matrimonios, por lo común ya
mayores, que le siguen donde quiera que actúan como lo hacen Miguel y Mari
Carmen, Bartolomé y Georjina, Manolo y Ana, por citar sólo a algunos de un
largo etcétera.
Mari Lobo es
una mujer entrañable, de una simpatía y ternura que te envuelven y, además, una
currante nata que no conoce la pereza, cualidades todas ellas de las que, sin
querer, te sientes atraído sin darte cuenta y a las que, en honor a la verdad,
es de justicia añadirle que baila como le da la gana y con un ritmo difícil de
igualar. En definitiva, una profesora de baile y animadora con mucha sal, que hace meter en su círculo a los más remolones.
En la pasada
feria el dúo ha actuado en la caseta del PSOE ─Juan, controlando la megafonía ─,
y el éxito de Mari Lobo, como siempre, sencillamente arrollador.
Arcos
de la Frontera
(Cádiz), 02 de octubre de 2012
Salvador Hueso Sañudo
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