JUVENTUD ORGANIZA UNA
EXPOSICIÓN COLECTIVA DE JÓVENES CREADORES
Estará abierta hasta el 26
de febrero.
Desde
ayer lunes, hasta
el 26 de febrero de 2016, se podrá visitar la exposición colectiva de jóvenes
creadores que estará expuesta en la
Casa de la
Juventud ‘Antonio Hernández’ de Arcos de la Frontera. El horario es de 8 a 15 horas,
y de 16 a 22.
Esta
muestra grupal
recoge el trabajo
de cinco jóvenes, los artistas arcenses: Antonio Jesús Oñate Castro,
Enrique Sánchez Carrera, Pedro Sañudo Villalba y Juan Manuel Huertas Núñez, junto al artista vasco,
Alberto Pecharromán
Ferrer. La idea parte de un hecho singular: la donación en propiedad, a la delegación municipal de
Juventud,
de 12 obras
pictóricas realizadas por Pecharromán. El alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, y la
delegada del área, Saray Soria, agradecen enormemente al pintor este gesto de
generosidad e implicación con la cultura juvenil de Arcos.
Según
Soria, la donación de
estas obras supone la
Inauguración de esta exposición junto a otros
cuatro artistas
arcenses que representan la voluntad y capacidad de creación de nuestros
jóvenes. Al acabar la muestra, se iniciará un ciclo de exposiciones de artistas jóvenes que
expondrán sus obras en la Casa
de la Juventud,
para promocionar la
creación juvenil.
Los doce cuadros donados quedarán
expuestos permanentemente
en la Casa de la Juventud. No
obstante, estas obras
se podrán solicitar para ser expuestas en centros educativos y en otras Casa de
la Juventud
y Centros de Información Juvenil de otras localidades que lo soliciten, o a
petición del autor. La intención de la Delegación de Juventud es realizar una serie de
exposiciones con las 12 obras, después de Febrero de 2016, en la Casa de la Juventud de Jédula y en
centros educativos de la localidad.
El
alcalde y la delegada
de Juventud reiteran su afectuoso agradecimiento a Alberto, Pedro, Enrique, Antonio y Juan Manuel,
por la confianza y el cariño
demostrado con los jóvenes arcenses y con el trabajo que se desarrolla desde
esta delegación municipal.
Os
detallamos, en el siguiente texto, cómo surge el proceso creativo de Alberto
Pecharromán en Arcos.
El artista vasco Alberto
Pecharromán Ferrer, en 2006,
pasa unas vacaciones en Andalucía y, después de retornar al País Vasco,
decide volver para
establecer residencia en nuestra ciudad. Del lugar, le sedujo el
misterio de su Peña y el urbanismo amable adaptado al cauce del rio Guadalete,
y a una campiña que equilibra las actividades humanas y el disfrute de la
naturaleza. De sus gentes, la amabilidad hospitalaria, la amplitud de miras y
las ganas de prosperar tanto humana como económicamente. Destacan entre los arcenses
unos jóvenes que buscan vías de expresión y oportunidades de ampliar
conocimientos. Pero ¿qué hace un vasco al borde de los cuarenta años
mezclándose con estos chavales? Pues, sobre todo, escuchar e intentar aprender
la cultura que practican.
Alberto
descubre la cultura Hip-hop gracias a unos cursos promovidos por la Delegación de Juventud
e impartidos en la Casa
de la Juventud
por unos talentosos jóvenes arcenses. El ambiente creativo es abierto, y los
arcenses en general demuestran su querencia y su tolerancia hacia las
expresiones artísticas.
La
inspiración llega naturalmente en este ambiente, y Alberto decide sacar todo lo
que se le pasa por la cabeza con total libertad y adoptando, en principio, la
técnica de escritura automática que practicaron los surrealistas.
Simultáneamente a los textos, surgen imágenes caprichosas que a veces responden
a temas del entorno y la actualidad, pero que en su mayoría no tienen una
explicación clara. Ante la complejidad de los temas surgidos decide adoptar la
pintura más básica: mezclar los colores fundamentales (amarillo, rojo y azul),
más el blanco y el negro que, no casualmente, permiten obtener todos los
colores de la naturaleza. Es hora de elegir la técnica y el soporte, entonces
se imponen ciertas estrecheces económicas por la falta de trabajo regular, y
compra 5 botes de un kilo de pintura acrílica plástica de los colores elegidos.
En una carpintería de Arcos pide que le despiecen dos tableros
de tablex obteniendo once piezas de aproximadamente 50x70 cms. Unos
pinceles de diferentes
tamaños y un bote de ‘geso’ permiten blanquear la parte más rugosa del
tablex. No hay límites económicos que contengan el ansia de expresarse. Todo
está preparado, en una habitación vacía, para el parto.
Los
temas están planteados con cierta claridad en textos con pequeños bocetos al
borde. Es una mezcla abigarrada y densa de humor y terror cotidianos;
condensaciones de sueños, animales antropomorfos, ambiente fantástico... A
continuación, el dibujo con lápiz permite plasmar con rapidez y directamente
sobre los tableros las imágenes definitivas. El proceso adquiere cierto aire
fabril, los once cuadros reposan sobre el suelo y pasan al caballete uno tras
otro en sesiones de tres horas, dos veces al día. Toda la serie surge simultáneamente
y comienzan las pruebas de color en platos de cartón. El color se adueña de las
composiciones y los detalles van adquiriendo concreción.
Durante
dos meses continua el trabajo, salpicado de ciertos experimentos con arena y
piedritas mezcladas con relieves de ‘geso’. Y la obra va llegando a su fin, ha adquirido
un aspecto evidente, figurativo pero con cierto aire onírico.
Finalmente,
el tema de un decimosegundo
y último cuadro surge sobre un lienzo de tela montado en bastidor, todo un
lujo. La serie está terminada,
es hora de exponerla, y el técnico de Juventud obtiene fondos municipales
para enmarcar los cuadros. Todo marcha bien, pero a Alberto le descubren un
cálculo biliar y vuelve a Guipúzcoa para operarse, no puede asistir a la
inauguración a comienzos de 2008. Tras más de siete años, noviembre de 2015,
los 12 cuadros vuelven definitivamente a Arcos de la Frontera , su casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario