En cierta ocasión un hombre muy
rico y poderoso, pero también lleno de años, decidió jubilar a su chofer de
toda la vida. Puso un anuncio en el diario de la ciudad, contratando los
servicios de un chofer.
Llegaron muchos a la entrevista
para ver quién tenía más experiencia para manejar y sobre todo prudencia. La
prueba para ver quién se quedaba con el puesto consistía en una simple
pregunta:
¿Qué tanto podrían manejar un auto en un barranco sin caer al precipicio?.
Simple la pregunta.
El primer entrevistado dijo: "yo podría manejar tan cerca que si usted
sacara la cabeza para escupir, su saliva caería al precipicio". Al hombre
rico no le fue muy grato el comentario. Decidió entrevistar otro.
El siguiente dijo: "yo
podría manejar tan cerca que los neumáticos rozarían el precipicio sin caernos
y con los ojos vendados". Todos exclamaron: Oh!. Pero al hombre rico no le
asombró. Pensaron algunos, que era un hombre exigente. Decidió entrevistar a
otro.
El tercer conductor dijo:
"yo podría manejar tan cerca y sin caer que solo conduciría el auto con
las llantas laterales al precipicio en el aire, y las otras rozando la orilla
del barranco. Hubo otra exclamación todavía más fuerte. Ya nadie podría manejar
mejor.
Entre la exclamación hubo un
hombrecito en un rincón que dijo: "yo podría manejar el auto tan lejos del
precipicio como me fuera posible" El hombre rico escuchó y dijo:
"Este es el hombre que busco, y lo contrato de inmediato."
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