LA POESÍA DE KATY GUZMÁN CAÑAMERO

Confidencias

Hola querida amiga,

Pasa, cierra la puerta,

Hoy quiero contarte a solas,

Como a mí se me atormenta.

Siéntate mi buena amiga,

Escúchame atentamente,

Que me siento triste y sola,

 Quiero que seas mi confidente.

Culpable soy de haber amado,

Se me rompieron las riendas,

De un amor ingrato y desalmado,

Por la ruta de la indiferencia.

Acércate mas amiga,

Que no quiero que nos oiga,

Que mi dolor por el mundo vaga,

Pues él dice que vivo en la gloria.

Tengo miedo, estoy confusa,

Me siento rota y despreciada,

El desprecio es la gran tortura,

De una mujer maltratada.

No golpea mi rostro, no

Pero me rompe la calma,

Con su fría lengua de espada,

Atraviesa y sangra mi alma,

Tengo miedo de mirarle,

Si algo no le ha gustado,

Pues humilla y aturde

 A mi corazón malogrado.

Oigo la cerradura,

Mi sangre se congela,

Es mi dueña la amargura,

Y mi corazón se acelera.

Con disimulo lo miro,

Luego de haber entrado,

Mi pecho  parte un suspiro,

Pues veo que viene enfadado.

Mi boca se queda muda,

Mi lengua es de cartón,

Mis manos tiemblan y sudan,

Su presencia me produce pavor.

El puede oler mi miedo,

Mis palabras se desvanecen,

Ahogadas de silencio,

Mi cabeza enloquece.

El tampoco dice nada,

Me siento incomoda,

Pequeña, vacía, apenada.

   Veo que me mira con recelos,

 Una breve pausa y me pregunta,

¿Te has comprado un vestido nuevo?

Una tormenta de reproches

Me aplasta, me hunde,

Creo que siente celos.

No sé que responder

Cuando me dice,

Que malgasto su dinero.

El corazón se me encoge,

Mis pupilas se dilatan,

Mis entrañas se sobrecogen,

Sus miradas me amortajan.

Mata mis ilusiones amiga,

No me apetece vivir,

Me siento perdida en la nada,

Sin nadie a quien recurrir.

Estoy desolada e inerte,

No vive en mí la ilusión,

Solo deseo que la muerte,

Me cubra con su crespón.

Le pido todas las noches

A la virgen del sagrario,

                                                       No oír más sus reproches,

y me libre de mi calvario.

Oigo sus pasos descalzos,

¡Creo que se ha despertado!

Amiga del alma,

¡Ven y dame un abrazo!

Mil gracias por haberme escuchado.

                                                Katy Guzmán cañamero