Poner pies en polvorosa
Existen diferentes versiones que explican el origen de este dicho, que significa huir o escapar con precipitación. Para algunos autores, la frase proviene de la nube de polvo o polvareda que se formaba en los antiguos caminos de tierra cuando alguien transitaba por ellos muy deprisa. Otros, sin embargo, fundan el dicho en el lenguaje de germanía o modo de hablar de los gitanos y rufianes, en cuya jerga la palabra polvorosa significa calle. Pero existe otra versión más simpática que se apoya en el siguiente hecho histórico: preocupado por el avance musulmán, Alfonso III, el Magno, acudió con sus tropas a defender su territorio de los sarracenos. La batalla se libró cerca del río Órbigo, en los campos de Polvorosa, en Palencia. Las tropas del rey vencieron al enemigo, pero eso sí, ayudadas por un oportuno eclipse de luna, que atemorizó y desconcertó a los moros.
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