Dos
caminos divergían en un bosque amarillo, y apesadumbrado por no poder recorrer
ambos y por ser tan sólo un viajero, me detuve largo tiempo; miré a lo largo de
uno tan lejos como pude hasta el punto en que giraba en la maleza.
Entonces
tomé el otro, muy parecido, y teniendo tal vez menos demanda, porque estaba
cubierto de hierba y mostraba menos desgaste; aunque al atravesarlo, lo habría
de desgastar igual.
Ambos
yacían igualmente aquella mañana llenos de hojas que nadie había oscurecido con
sus pisadas. Bueno, ¡dejé el primero para otro día! Sin embargo sabiendo que un
camino lleva a otro, dudé que alguna vez tuviese la oportunidad de tomar el
otro.
Al
contar esto lo hago con un suspiro. En algún lugar, hace muchos, muchos años
dos caminos divergían en un bosque y yo... yo tomé el menos transitado... y eso
hizo toda la diferencia.
Robert
Frost
El pensamiento de hoy es en realidad un poema que entraña una reflexión
personal por parte del autor.
Nos
presenta un cuadro de las decisiones que tomamos en la vida: una vez tomada una
opción, aun pensando que podamos regresar en caso de fracasar, a la otra
opción, pronto descubrimos que en muchos casos la decisión es irreversible.
Esto no significa, sin embargo, que Dios no nos dé nuevas oportunidades... lo
cual Jesús mismo vino a garantizar.
Lo
que sí significa es que necesitamos aprender a caminar de la mano del Señor...
porque recorremos una ruta que, al igual que los israelitas de antaño al entrar
a Canaán, nunca hemos transitado. Podemos confiar que si nos aferramos al
Señor, al igual que el autor del pensamiento de hoy, habremos escogido el
camino que marcó la diferencia. Adelante y que el Señor les bendiga.
Raúl Irigoyen.
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