El problema no está en si la vida es fácil o difícil, sino en cómo
reaccionamos ante los obstáculos.
Si un día se te cierra una puerta, la solución no es romperte la
cabeza dando contra ella, sino preguntarte si no habrá, al lado de ella o en la
misma dirección, alguna otra puerta por la que puedas pasar.
En la vida tienes que aceptar a veces salidas de emergencia,
aunque te obliguen a dar un pequeño rodeo.
Procura, al mismo tiempo, tener siempre encendidas tres o cuatro
ilusiones; así, si te apaga una, aún tendrás otras de las que seguir viviendo.
Distingue siempre entre tus ideales y las formas de realizarlos.
Aquellos son intocables, éstas no. Si alguien pone obstáculos a tu ideal,
pregúntate si se opone de veras a tu ideal o a la forma en que estás realizándolo.
Y no veas problema en cambiar de forma de buscarlo, siempre en
cuanto sigas buscando el mismo ideal.
Aprende en la vida a ser persistente y tenaz, pero no confundas la
tenacidad con la cabeza dura.
No cedas ni en tus ideas ni en tus convicciones, pero no olvides
que una verdad puede decirse de mil maneras y que no siempre vale la pena
sufrir por ciertos modos de expresión.
Y cuando llegue una ola que sea más fuerte que tú, agáchate,
déjala pasar, espera... y luego, sigue nadando. Intenta convertirte en lo mejor
que puedes ser.
Muchos tienen miedo de lograr su potencial porque temen
encontrarse con una puerta cerrada. Esto no es una actitud correcta. Debes
desarrollarte a ti mismo lo mejor posible.
Aún la persona más pequeña tiene el potencial más grande si
utiliza todo lo que está dentro de ella.
Autor desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario