Recuerdo
en mis días de depresión cuando me miraba al espejo y veía lo mismo, entre más
me miraba al espejo peor me sentía, cuando pensé romper el espejo empecé a
entender que no era culpa del espejo, sino de mi mismo, estaba siendo víctima
de mi mismo, me estaba dañando yo mismo, me propuse a verme en el espejo pero
con una sonrisa, pensando los momentos más felices y asi logré ver otra
persona, la persona que yo quería ver en el espejo, “yo quiero ver esa persona
siempre” – me decía a mi mismo – y poco a poco empecé a olvidar lo que era la
depresión, dejé de culpar al espejo, a la gente y el resto de las cosas y
descubrí que yo podía y puedo y he podido dejar de ser víctima de mi mismo. Si
tu felicidad la proyectas en personas y cosas, estas evitándote a ti mismo/a
ser feliz, proyecta la felicidad en ti, sonríe, valora lo que tienes, valora
todo eso que no tiene precio como tu habilidad para amar, para mirar, para
correr, para caminar, tu habilidad para distinguir lo que más te gusta, etc.
A veces pienso que egoísta fui conmigo mismo al no permitirme ser feliz
en el pasado, ahora que me permito ser feliz y valorar lo que tengo, he
mejorado en muchas aéreas de mi vida. No permitas que nadie ni nada te robe tu
sonrisa y tu felicidad, no permitas que nadie ni nada te robe tus sueños.
Solamente tú puedes controlar lo que sientes.
-Bacilio
Emmanuel
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