Perdóname, por favor, cuando hago un espectáculo provocado por
la mucha duda en mí mismo.
Perdóname, por favor, por mi silencio y por molestarme demasiado
por la bulla de otro.
Perdóname, por favor, cuando grito y me quejo, cuando hablo
demasiado o cuando airado, maldigo.
Perdóname, por favor, por amar cosas, por chismear y lamentarme
porque no somos iguales.
Perdóname, por favor, cuando no te perdono; Dios dice que eso
está mal si deseamos vivir bien.
Perdóname, por favor, cuando alardeo; quiero que sepas que se
trata de sentimientos de inferioridad.
Perdóname, por favor, por lastimarte: las palabras te roban el
gozo y luego destrozan mi corazón.
Perdóname, por favor, cuando me preocupo y hago berrinches de
ser humano; no te disgustes.
Perdóname, por favor, cuando actúo como si fuese mejor que tú,
porque en realidad es tan solo una actuación y tú lo sabes.
Perdóname, por favor, cuando detesto lo que no soy; solo orar por mí que eso significará mucho.
Perdóname, por favor, cuando traigo mi pasado y te hago pagar
por lo que otro hizo ayer.
Perdóname, por favor, mientras pido tu perdón; porque tú también
lo necesitarás si no quieres que tu corazón se endurezca.
Pero sobre todas las cosas, necesito el toque perdonador de Dios
y saber que soy su hijo... eso significa mucho.
Brian G. Jett, copyright 2006
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