Hay veces que tomo mis maletas llenas de deseos, y abordo el
autobús que vive en mi mente, ya que es el únicoque puede llevarme a ese lugar.
Esta vez: viajaré allá donde pienso que un corazón suspira, o quizás palpita como
marcando los minutos
de laesperanza.
He visto la tierra como una mano grande… Poblada de caminos que
llevan a lugares de muchos sueños o, también a la existencia de abismos que se atraviesan en esta
marcha que llevo aquí, en el horizonte de mi mirada.
Por eso cuando miro los ojos de los años, comprendo que es
tiempo que venga a visitarte. Y será entonces así: cuando como ayer te llevé de
la mano, a través de viñedos de embriago, y trigales que sosegaban ese apetito
de sentir ese humo que tus poros levantaran, como
unas condiciones a la esperanza de tus brazos y así sentirlos
enredados a los míos…
Como dos silencios. Como dos gritos que se desprenden de ese eco
que me entregaras en el calor encantado que de ti emergía, como adheridos a las
llamas de tus besos.
Estoy aquí entonces: caminando como
una claridad que busca tu mirada.
He venido a deleitarme, viéndote adornada en esa alameda donde
los halamos duermen como cansados soldados, alertas a no insolentar el paso de tu recuerdo, que
camina con ese compás que dejan tus caderas, en el baile de olas y espumas que
cabalgan en las brumas buscando el deseo, que hoy veo, cuando en fiesta de reflejos de estrellas y luceros, besan
esa sensación que se desborona de tus pechos.
Solo la luz de las
espumas puede descifrar los colores que pintan en mis memorias, esas caricias que así: se desmoronan de ojos que
pueblan una mirada… Una si, que viene desde lejos y conoce el secreto de
admirar el dolor que se levanta en diferentescorazones,
esos que aman, tal vez el perseguir la
luz que dejan como estela
lascaricias.
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