Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y
gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará.
Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no
perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un
resarcimiento.
Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por
nuestro dolor.
Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el
EGO.
EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.
No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el
pasado no tiene cómo ser cambiado.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y
desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos.
Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiarán los
hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro
ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que
neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti
mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
Aceptamos que somos APRENDICES!
Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como
sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.
Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las
circunstancias negativas que nos tocaron vivir.
Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...
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