A que
abras las ventanas de tu
alma, y poder estudiar minuciosa y
cautelosamente tus sentimientos; a
que con una sonrisa ilumines mi día, y
poder escuchar tus palabras tal como
si fueran pronunciadas por una musa, a
comprenderte y llenar tu día de felicidad,
a buscar lo que no se me ha perdido en lo
profundo de tu corazón… a caminar por
senderos desconocidos que me lleven
junto a ti, a poder deleitarme del dulce y
cálido brebaje que de tus labios emana,
cuando pronuncian mi nombre.
A volar en tu cielo; sin miedo a que mis
alas fallen y caigan en el abismo de
un olvido drástico, que lleve al colapso
a mi débil y sufrido corazón, aceptar
el sentimiento que tú me brindas y
llevarte por las sendas que tu corazón a
demarcado para los dos
Autor:
Javier
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