¡Acéptame como soy!
Un soldado que finalmente volvía a
casa, después haber luchado en Vietnam, llamó a sus padres desde San Francisco
- Mamá, estoy volviendo a casa, pero antes quiero pedirles un favor. Tengo un
amigo, un compañero del ejército al que me gustaría llevar a casa porque no
tiene adonde ir.
- Claro, respondieron, nos encantaría conocerlo.
-Pero hay algo que deben saber antes de que vayamos. El sufrió una terrible
herida en uno de los combates. Pisó una mina y perdió un brazo y una pierna.
-¡Que lastima! Es horrible, lo sentimos mucho, quizás podamos ayudarlo a
encontrar algún lugar para vivir.
- ¡No mamá, yo quiero que viva en nuestra casa!
- Pero hijo, no sabes lo que estás pidiendo, no tienes ni idea de las
dificultades de vivir con una persona en esta situación.
La madre de acuerdo con los comentarios del padre añadió: - Alguien con tanta
dificultad seria una carga demasiado pesada para nosotros. Tenemos nuestra
propia vida y no queremos que algo así interfiera y limite nuestro modo de
vivir.
Es mejor que vuelvas tú solo a casa y te olvides del asunto. Él ya encontrará
una manera de vivir por si mismo, no te preocupes.
El hijo colgó el teléfono y nunca más supieron de él.
Algunos días después, los padres recibieron una llamada telefónica de la
policía, informándoles que su hijo habia muerto al caer de un edificio y que
parecía ser un claro caso de suicidio.
Los padres angustiados volaron a la ciudad en la que había ocurrido la
desgracia y fueron llevados a la morgue para identificar el cadaver de su hijo.
Al efectuar la identificación, descubrieron horrorizados algo que les llenó de
angustia, desesperación y culpabilidad durante el resto de sus vidas... A su
hijo le faltaban un brazo y una pierna.
«Vivimos en una sociedad que no admite el sufrimiento,
el fracaso o la frustración. Lo queremos todo perfecto y fácil... pero la vida
no es así esta llena de contratiempos, de dolor, de situaciones y
circunstancias difíciles de comprender y asumir. La única posibilidad que
tenemos es, si aprendemos a amar incondicionalmente a los demás, como nos
amamos a nosotros mismos
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