El verdadero triunfo,
es lograr la familia que anhelas,
es mostrar la bondad que recibes
y tener verdaderos amigos.
La verdadera sabiduría,
es aprender a escuchar y saber cuándo opinar,
es comprender los problemas y saberlos resolver,
y poder brindar al mundo lo que realmente sabes.
La verdadera fe,
es pedir y saber que Dios nos escucha,
es saborear los momentos que comparto con Él,
es poder cerrar los ojos y sentirlo junto a mí.
La verdadera amistad,
es sentir la hermandad que une
a personas de sangres diversas,
es saber que su mano siempre estará contigo,
es saber brindarle tu ayuda en todo momento,
es sentirte más valiente en los momentos
que con ellos compartes, es saber compartir ideas
y mejorar tu carácter, es tener ese apoyo
en los momentos importantes.
El verdadero amor,
es poder oler el aire que respira tu pareja,
es encontrar la otra mitad de tu alma,
es sentir necesaria su presencia,
y más que nada, saber esperar a su llegada.
Disfruta cada día como si fuera el último
ya que uno nunca sabe cuando llegará
el último día de nuestras vidas,
y recuerda que la satisfacción de llegar a la meta
no es llegar a la meta
sino todo lo que se vive en el camino
para poder llegar a ésta.
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