El pasado viernes recibí jornal
Lo he dicho en reiteradas ocasiones, que pierden el tiempo soberanamente intentando exprimir y sacar conclusiones leyendo los sueltos que suelo mandar cada semana a la dirección de este semanario. Bien, pues a pesar de ello, aunque de muy tarde en tarde, recibo de alguien que me lee la llamada matutina para alentarme; que, bueno, que le ha parecido bien lo que pongo, que estoy puesto en razón o algo parecido, y es a eso a lo que he dado en llamar, como quizás haya dicho en alguna otra ocasión, recibir jornal, porque alguna gente cree que esto de escribir en la prensa está bien retribuido, cuando es una cosa que se hace, al menos en mi caso, a cambio de recibir cuando me ven por la calle y decirme que uno de los “que” tenía que llevar el acento diacrítico y me lo había comido y otras cosas por el estilo. Por eso el mensaje gratificante, el halagador, se recibe bien, aunque con cierta reticencia, porque casi siempre que lo he recibido, ya he dicho que de muy tarde en tarde, es por aquellos temas en los que se pone el dedo en la llaga de asuntos escabrosos, en los que es más cómodo que sea otro el que tire la piedra o zarandee el frutal y luego él recolectar la cosecha sin el riesgo de que, mientras se está moviendo el árbol con violencia, le golpee el fruto que cae.
Hay cuestiones, quizás por tradición histórica y hegemónicas, por las que se sienten un profundo respeto, “con la Iglesia hemos dado, Sáncho −dijo el de la Triste Figura −”, y es preferible excusarlas porque, como dice el mercader, donde no hay ganancia la pérdida está segura.
Aros de la Frontera (Cádiz), 04 de junio de 2012
Salvador Hueso Sañudo
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