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CALENDARIO

jueves, 9 de febrero de 2012

NUEVO DÍA

Esta es una conmovedora historia que se refiere a dos de los tres tenores - Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras - que emocionaron al mundo cantando juntos.
"Aún los que nunca visitaron España conocen la rivalidad existente entre los catalanes y los madrileños, ya que los primeros luchan por su autonomía en una España dominada por Madrid.
Hasta en el fútbol los mayores rivales son el Real Madrid y Barcelona. Pues bien, Plácido Domingo es Madrileño José Carreras es Catalán. Por cuestiones políticas, en 1984, Carreras y Domingo se volvieron enemigos.
Siempre muy solicitados en todas partes del mundo, ambos hacían constar en sus contratos que sólo se presentarían en determinado espectáculo si el adversario no fuese convidado. Pero en 1987, Carreras se hizo de un enemigo mucho más implacable que Plácido Domingo.
Carreras fue sorprendido por un diagnóstico terrible: leucemia!!. Su lucha contra el cáncer fue sufrida y persistente. Se sometió a varios tratamientos, como auto transplante de la medula ósea, además del cambio de sangre, lo que lo obligaba a viajar una vez por mes a Estados Unidos.
Claro que en esas condiciones no podía trabajar y a pesar de ser dueño de una razonable fortuna, los altos costos de los viajes y del tratamiento rápidamente debilitaron sus finanzas. Cuando no tenía más condiciones financieras, tomó conocimiento de la existencia de una fundación en Madrid, cuya finalidad única era apoyar el tratamiento de leucémicos.
Gracias al apoyo de la fundación hermosa, Carreras venció la dolencia y volvió a cantar. Demás esta decir, que recibiendo nuevamente los altos cheques que merecía, José Carreras trató de asociarse a la fundación.
Pero leyendo sus estatutos descubrió que el fundador, mayor colaborador y presidente de la fundación era Plácido Domingo. Descubrió que este había creado la entidad en principio para atenderlo y que se había mantenido en el anonimato para no humillarlo al tener que aceptar auxilio de un enemigo.
El encuentro más lindo y conmovedor fue el encuentro de los dos, imprevisto por Plácido, en una de sus presentaciones en Madrid. Allí, Carreras interrumpe el evento y humildemente, arrodillándose a sus pies, le pide disculpas y le agradece en público. Plácido lo levanta y con un fuerte abrazo, los dos sellan en ese instante el inicio de una gran amistad.
Muchas veces caemos en un círculo de mal entendidos y orgullo que nos llevan a la rabia y damos cabida al odio. Esta es una historia que no debe ser olvidada y tanto como sea posible sirva de inspiración y ejemplo de lo que es capaz de hacer la tolerancia la humildad el perdón y la reconciliación.

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