La pérdida concatenada
“Por un clavo se pierde una herradura; por una herradura un caballo; por un caballo una batalla y por una batalla una guerra”. (Popular).
La pérdida concatenada acaba convirtiéndose en peligrosa y preocupante. En ella se ha de evaluar que su efecto es doble, porque lo que se va engrosa el nivel opuesto y la diferencia o distanciamiento se duplica, (menos uno más uno). Esto se ha de valorar cautelosamente desde el primer momento, ya que si se repite con asiduidad el contraste avanzará a ritmo galopante. Cuando se pierde una batalla no sólo se retrocede hacia retaguardia en el campo de operaciones del teatro de la guerra, sino que, además, el terreno y los medios perdidos pasan a dominio del enemigo.
Eludir la responsabilidad que representa cualquier tipo de pérdida, si no se corrige en tiempo y momento oportuno, conduce a que cada vez se haga más difícil, compleja e insostenible la situación para recuperar lo quebrantado, por lo que el factor tiempo juega un decisivo papel a la hora de acometer las acciones legales o coercitivas para poner pie en pared.
Cualquier tipo de merma, material o de mando, está abocada a que se repita, por lo que se ha de afrontar con diligencia, valentía y entereza, estudiando la situación con realismo y frialdad, poniendo en juego los mecanismos necesarios para que la escena no vuelva a repetirse.
Quizás el motivo de la pérdida concadenada del poder se deba a múltiples y complejos factores entre los que se hallen: los abusos, la falta de transparencia, los despilfarros, la malversación y otros hechos afines.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 26 de diciembre de 2011
Salvador Hueso Sañudo
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