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María Jesús Vecina Toro
No quería que terminara este 2011, que mañana se nos va, sin hacer referencia a Mª Jesús Vecina Toro, una singular mujer, arcense cómo no, con la que llevo casado más de cuatro décadas.
Son muchos los temas variopintos los que me han publicado en las páginas de este semanario a lo largo de más de diez años sin que, en ninguno de ellos, haya hecho referencia a la madre de mis hijos ni a familiares directos por estimar que no es muy ético; sin embargo, quebrantando los pilares de las buenas costumbres quisiera hacer hoy una excepción para referir algunas de las cualidades que atesoran a Mª Jesús.
Sin duda que una de las virtudes más destacadas de mi mujer es la de llevar aguantándome durante tantos años. Salió de Arcos para estar a mi lado unida en matrimonio a principios de los setenta, y tras un largo periplo por Bilbao, Algeciras, Jerez, Las Palmas de Gran Canaria, Orense y Algeciras regresamos a Arcos. En total más de treinta y cinco años fuera.
Pero lo más importante entre Mª Jesús y yo es nuestra descendencia, los tres hijos, Salvador, Gema y Ángel, y el querer y respeto que nos profesamos. Ella es una mujer activa, dinámica, afable en el trato y con una gran capacidad para afrontar responsabilidades, una excelente madre y buena esposa. Ahora estamos más unidos que nunca, aunque en algunos puntos no coincidimos pero quedan salvados por la mesura y el entendimiento.
En fiestas tan entrañables como las presentes, quisiera que estos maltrechos renglones actuaran de mensajeros para poder decirle: ¡Muchas gracias, esposa!, por el cariño, atención y sacrificio que sabes dispensar a nuestros hijos y a mí.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 10 de diciembre de 2011
Salvador Hueso Sañudo
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