Crónica de una mesa electoral
El partido con el que comulgan mis ideales políticos y al que pertenezco, quiso que el pasado domingo (20/11/11), día de las elecciones generales, actuara como observador de la jornada electoral en una de las mesas del Colegio “Juan Apresa” del popular Barrio de San Francisco.
A las ocho de la mañana, con puntualidad británica como merecía el evento, se procedería a los trámites de la constitución de la mesa de la que formaría parte y en la que no faltaría ninguno de los miembros designados y, en consecuencia, se marcharían aquellos otros que habían sido designados como suplentes de presidente y vocales.
Cajas con impresos varios para documentos, sobres descomunales, talonarios, carpetas y toda la parafernalia necesaria para la puesta en escena del lugar de votación a fin de proporcionar al ciudadano las mayores comodidades al acto material de depositar su voluntad en el interior de unas urnas.
A las nueve en punto comenzaría la votación en la mesa, de manera ininterrumpida como es habitual y hasta las ocho de la tarde, y que estaría presidida siempre por dos urnas precintadas depositarias de los votos de las Cámaras Baja y Alta (Congreso y Senado), y a las que todos los miembros constituyentes custodiábamos atentos y con mucho respeto porque en ellas se iban acumulando poco a poco, sobres y sobres con contenido representativo de la voluntad del pueblo de una manera libre, directa y secreta.
Floja sería la concurrencia en los primeros momentos, pero pronto se convertiría en una incesante cola hasta el cierre y que sólo se vería debilitada entre las 15 a las 17 horas.
Concluido el acto de votación al público se procedería al de los miembros de la mesa para proseguir, inmediatamente, con la retirada de los precintos de las urnas y continuar con la apertura de los sobres, recuento de votos, confección de las distintas actas y otros quehaceres, con lo que la jornada se prolongaría hasta bien pasadas las diez de la noche.
Según estimaciones porcentuales del lugar en el que me hallé, sería muy por encima del setenta por ciento de su censo electoral el que acudiría a ejercer su derecho al voto de una manera cívica y civilizada, sin que se produjera ningún tipo de incidente digno de ser reseñado.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 21 de noviembre de 2011
Salvador Hueso Sañudo
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