Un carpintero tenía un hermano que era un músico famoso. Cuando su hermano vino de visita a la compañía constructora donde trabajaba, el capataz le dijo:
-Debe estar orgulloso de tener un hermano que el mundo entero conoce por su música.
Luego, sintiendo que quizá había menospreciado a su empleado, agregó con torpeza:
-Por supuesto, no todos en la familia pueden tener el mismo talento.
-Usted tiene razón. Mi hermano no sabe nada acerca de construir una casa. Tiene la suerte de poder contratar a otros para que le construyan la suya.
El músico afirmó y agregó:
-Tanto mi hermano como yo trabajamos con las manos. Yo sostengo un instrumento musical en las mías y él un martillo en las suyas.
No todos tenemos el llamado a transitar a través de la vida por los mismos caminos. Si así fuera, ¡no cabe duda que veríamos muy concurrido nuestro camino!
Booker T.Washington escribió en el libro Desde la Esclavitud: Hay tanta dignidad en labrar el campo como en escribir un poema. La dignidad reside en el corazón y en la actitud del hombre, no en la descripción de su trabajo.
Todo llamado es grande si se persigue tenazmente.
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