Cuando Juan tenía cinco
años,
la maestra del Jardín de Infantes pidió que los
niños dibujaran alguna cosa que amaran mucho. Juan dibujó a su familia.
Después, trazó un gran círculo con lápiz rojo,
en torno a las figuras. Deseando escribir una
palabra encima del círculo, se levantó de su mesita y fue hasta el escritorio
de la maestra y le preguntó: -Seño...como se escribe...? Ella no lo dejó
concluir la pregunta. Le ordenó volver a su lugar y no interrumpir más la
clase.
Juan dobló el papel y lo guardó en el bolsillo
de su pantalón. Cuando regresó a su casa, aquel día, recordó el dibujo y lo
sacó del bolsillo. Lo alisó bien, sobre la mesa de la cocina, buscó un lápiz en
su mochila y se quedó pensativo, mirando el gran círculo rojo que rodeaba las
figuras. Su madre estaba preparando la cena, yendo y viniendo, poniendo la mesa
en el comedor. Juan quería terminar su dibujo antes de mostrárselo, y entonces
preguntó: -Mamá, como se escribe...? -Juan, por favor! no ves que estoy
ocupada? Ve a jugar afuera y no golpees la puerta al salir!
Juan dobló el dibujo y lo guardó en el bolsillo
de su pantaloncito. Aquella noche, después de cenar, Juan volvió a sacar el
dibujo de su bolsillo. Fue hasta la cocina, tomó un lápiz y observó el gran
círculo rojo en la hoja. Se sentó en el piso de la sala, cerca del sillón de su
padre. Alisó bien los dobleces del dibujo y dijo a su padre: -Papi, como se
escribe...? -Juan, estoy leyendo y no quiero ser interrumpido! Ve a jugar
afuera y no golpees la puerta al salir!
El pequeño, dobló otra vez la hoja y la guardó
en el bolsillo. A la mañana siguiente, cuando su madre separaba la ropa para
lavar, encontró en el bolsillo del pantaloncito de Juan, envueltos en un papel,
una piedrita, un pedazo de hilo, y dos bolitas.
Todos los tesoros que juntaba cuando jugaba
fuera de casa. Ella ni siquiera abrió el papel. Tiró todo a la basura.
Los años pasaron...
Cuando Juan tenía 28 años, su hijita de cinco,
Ana, hizo un dibujo en el Jardín.
Era el dibujo de su familia.
El padre rió cuando ella, señalando una figura
alta y
de forma indefinida, le dijo:
-Este de aquí eres tú, papi!
La pequeña también rió.
El padre se quedó observando el gran círculo
rojo hecho por su hija, alrededor de las figuras, y, lentamente, comenzó a
pasar el dedo sobre el círculo. Ana descendió rápidamente del regazo de su
padre y le avisó:
-Enseguida vuelvo!
Y volvió. Con un lápiz en la mano. Se acomodó
otra vez en las rodillas de su padre, posicionó la punta del lápiz encima del
gran círculo rojo y preguntó:
-Papi, como se escribe amor?
Juan abrazó a su hija, tomó su manito y la fue
conduciendo, despacio, ayudándola a formar las letras, mientras le decía:
-Amor, querida hija, se escribe con las letras:
T...I...E...M...P...O
Si no tenemos tiempo para amar,
deberíamos crearlo, al fin y al cabo,
el ser humano es de creatividad,
y el tiempo... bueno,
el tiempo es una elección de cada uno.
Autor desconocido
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