Una pequeña una vez, le
preguntó a su padre cómo habían empezado las guerras.
- Bien, dijo el padre,
supongamos que América persistía en pelearse con Inglaterra, y...
- Pero, interrumpió la madre,
América nunca tuvo que pelear con Inglaterra.
- Yo sé, dijo el padre, pero
estoy sólo usando una situación hipotética.
- Pero estás confundiendo a la
niña, replicó la madre.
- No, replicó el padre
con un tono un poco enojado.
-No te preocupes, papá,
se interpuso la pequeña, yo creo que ya sé como empezaron las guerras.
La mayoría de las grandes
decisiones no empiezan grandes, pero se enraízan en pequeños enfados, brechas u
ofensas. Es como el poderoso roble parado en la cima de las Montañas Rocosas,
que ha sobrevivido las fuertes tormentas de nieve, las granizadas, los fríos
inviernos y las feroces tormentas por más de un siglo. Finalmente se cae
no porque le cayera un fuerte rayo ni una avalancha, sino por un ataque de
pequeños escarabajos.
Un pequeño descuido, insulto o
herida puede ser el principio del fin de una relación. ¡Por tanto, tenga
cuidado de lo que dice y asegúrese de que su actitud sea la correcta.
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