LOS DIENTES DE LECHE.
Los dientes de leche constituyen la primera dentición del niño y serán
sustituidos en su momento por la dentición definitiva. Son veinte piezas, diez
arriba y diez abajo, cinco a la izquierda y cinco a la derecha.
Por cuadrantes se reparten de la siguiente manera:
- Dos incisivos (dientes),
- Un canino (colmillo) y
- Dos molares (muelas).
Comienzan a salir a los seis meses cuando en teoría el bebé empieza a
sustituir la lactancia materna por alimentos más sólidos. A los dos años y
medio los niños ya disponen estos dientes aunque no es nada anormal que haya
variaciones adelantándose o retrasándose el proceso.
Empiezan a caerse a los cinco o seis años y su caída suele seguir el orden
de su aparición, los primeros que se caen son los primeros que salieron. Los
dientes definitivos comienzan a salir, lógicamente en el mismo orden a los seis
o siete años.
Son tan importantes como los del adulto, ayudan al niño a masticar y hablar
y mantienen el espacio para la dentición definitiva.
Cuando salen tienen que atravesar la encía por lo que es normal que el niño
sufra molestias, puede tener llagas y encías inflamadas, babea y tiene
ansias por morder. Estas molestias suelen remitir si se le frota la encía con
una gasa húmeda y fría, nunca con hielo o congelados que pueden ocasionarle
quemaduras y dándole un mordedor ya que el morder le alivia muchísimo. Es falsa
la creencia generalizada de que la erupción dentaria en sí ocasione fiebre,
ésta aparece sólo si hay alguna infección simultánea.
Si las molestias persisten es recomendable que su pediatra lo reconozca y
si es necesario le prescriba un calmante o un antinflamatorio.
Ni que decir tiene que los hábitos de limpieza y mantenimiento deben
ser como los de la dentición del adulto, tanto en higiene como en revisiones
periódicas por parte de un profesional.
Dr. Orgambides.
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