Con cariño y gentileza, explique a los
demás sus errores.
Vemos los errores de otro muy a menudo. Sin embargo, cuando tratamos de
corregirlos, generalmente no aceptan lo que les decimos.
Al cambiar el tono de voz, la actitud y la forma de ver el otro, podemos
influir sobre la persona. Con cariño, del corazón y mucha gentileza, el error
deja de ser un horror y pasa a ser algo natural, humano y fácil de cambiar.
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