Un día Lekirhaj se fue a comprar un regalo
para su madre, en su camino al mercado se le acercó un forastero que venía de
una tierra muy lejana y le ofreció una semilla espinosa, no sin antes
asegurarle, que cuando germinara, se convertiría en un hermoso jardín de flores
y miel. Leki decidió aceptar el regalo, después de todo era algo más natural y
menos ostentoso.
Cuando por fin sembró la semilla, de su brote apenas emergieron dos hojas y una
espina. Leki, enojado, arrojó la maceta y esta se convirtió en un matorral de
espinas. Cada vez que intentaba sacar con furia el matorral, este crecía más y
más y pronto su hogar estuvo totalmente rodeado de espinas.
Todos en el lugar se preguntaban qué había ocurrido con Leki y su hogar a la
vez que se cuestionaban cómo es que de la noche a la mañana había aparecido
cerca al pueblo aquel bosque de espinas.
Mientras tanto en el interior del bosque, Leki, cansado de quejarse de la
cárcel del bosque de espinas que él mismo había creado, decidió perdonarse y
aceptar la realidad que estaba viviendo. Tanto amor empezó a sentir en su
interior que pudo conectar su mente con Dios, El Ser Supremo y entonces decidió
regar las raíces de aquella gigantesca planta. Entonces ocurrió algo
maravilloso, las espinas empezaron a ablandarse y de ellas brotaron las más
hermosas flores que convirtieron la jungla de espinas en un hermoso y dulce
jardín.
Desde aquel entonces todos van a visitar el bosque de las flores y miel y al
ángel que vive dentro de él para que escuchar la historia de aquella semilla
tan maravillosa.
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