Los juegos de azar
Cada día miles
y miles, millones de españoles, meten en algún juego de azar como la lotería,
bonoloto, primitiva etc., y siempre con ilusión y el ruego a la diosa fortuna que
resulte agraciado con algún premio sustancioso que le saque de la situación
calamitosa en la que se halla o mejore la ya desahogada que disfruta. Y bueno,
la verdad es que algunos lo consiguen, y precisamente a costa de aquellos otros
muchos participantes que no se ven favorecidos por la suerte ni siquiera con el
reintegro de la cantidad que jugaban.
En la vida
todo tiene un precio, un valor, y en los juegos del acaso o la suerte el
importe de lo que se juega es el coste mínimo irremisible que hay que pagar por
la ilusión de la que se va a ser portador hasta el día del sorteo, en el
supuesto, bastante probable, de que no se consiga ningún premio.
Es obvio que
en los juegos de azar en los que las cantidades de los premios, que por razones
de tipo acumulable como son los botes, alcanzan cifras millonaria pueden dar un
giro de 180º en la vida de la persona o unidad familiar que sea agraciada, pero
ojo, bromas las menos y no nos engañemos, que el cambio puede ser para bien o
para mal, porque cuando no se está preparado para digerir algo tan brusco, como
es el de pasar de pobrecito a nuevo rico, se puede producir con bastante
frecuencia una indigestión, o lo que es lo mismo, la incapacidad del sujeto o
unidad familiar para afrontar su nueva situación, y en poco tiempo pueden hallarse
en igual o peor circunstancia que antes de convertirse en poseedores de mucho
dinero.
Arcos
de la Frontera
(Cádiz). 21 de octubre de 2012
Salvador
Hueso Sañudo
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