Piden mucho y se gana poco
En estos tiempos en los que el paro hace mella en la población activa convirtiéndose en uno de los principales problemas al que se enfrenta el país, sucede que quienes tienen una mayor titulación son los más avocados a acceder a puestos de trabajo; puestos de los que la mayoría eran ocupados por gente menos cualificada. Y así, vemos a titulados universitarios en trabajos de los más bajos de la estratificación laboral y pidiendo unas exigencias muy por encima de las de antes y sueldos poco substanciosos. El trabajador, cuando consigue una de las plazas, aguanta lo que le echen porque sabe bien que la cosa no está para andar jugando. Todo esto en el fondo quizás tenga algo de bueno como es, que antes los que cogían los puestos no tenían los conocimientos de los que entran ahora, pero que la función que habían de desempeñar la ejercían con la misma eficacia. Por otra parte cabe destacar que para ocupar una plaza mediante la opción de oposición, o concurso oposición, el número de candidatos que se presenta por cada una de ellas se ha disparado, lo que hace que el proceso selectivo sea más fácil, pasando a ser admitidos aquellos solicitantes con niveles muy por encima de lo que se precisa, sin que ello signifique, ni muchísimo menos, que el salario se les incremente. Todo esto se traduce que en muchos trabajos en los que se piden titulaciones básicas sean ocupados por personal con diplomatura y licenciatura. En definitiva, un tejido laboral más culto pero no mejor retribuido.
Arcos de la Frontera (Cádiz), 12 de febrero de 2012
Salvador Hueso sañudo
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