Una mañana
Una mañana desperté con una sola idea: Redecorar mi habitación, ya estaba harta de ver siempre el mismo color pálido de las paredes y todo ubicado siempre en el mismo lugar, tan rutinario todo que aburría. Pero bueno me decidí. Ese mismo día limpié toda la habitación y quité todos los muebles, luego fui a la pinturería y compré pinturas de color pastel y azul marino. Aún no sabía si eran los colores adecuados pero simplemente los compré.
Al otro día me levanté bien temprano del sofá que había utilizado como cama esa noche y me dispuse a pintar, me di cuenta que nunca antes lo había hecho pero por alguna extraña razón tenía la necesidad de pintar mi cuarto. Cuando comencé me parecía que todo terminaría en un terrible desastre de colores pero a medida que continuaba iba viendo como todo quedaba parejo, era increíble como las ganas de cambiar y de hacer algo nuevo me estaban llevando hacer las cosas bien, estaba quedando realmente hermoso pero aún faltaba algo.
Cuando terminé de pintar me sentí orgullosa de mí misma por lo que había hecho, pero aún así esa sensación de que faltaba algo no salía de mí. Esperé a que la pintura secara para volver a ubicar los muebles y cuando lo hice los ubiqué de una manera muy distinta de como estaban antes para que todo parezca renovado pero aún faltaba algo. Entonces decidí salir a pasear, porque pensé que al volver y ver mi habitación de nuevo ya no sería la misma de antes y esa sensación saldría de mí.
Paseé un buen tiempo por las calles de la ciudad mirando vitrinas y también fui a las plazas para respirar un poco de aire fresco y luego retomé el camino a casa. Cuando entre vi todo igual que antes, excepto mi habitación, y por un momento me sentí bien, pero luego volvió esa sensación y no sabiendo más que hacer para que desapareciera, empecé a repasar paso por paso todo lo que hice para renovarla, y ahí me di cuenta de que había faltado y que seguía faltando algo y no tenía nada que ver con cambiar el color de las paredes o la ubicación de los muebles…
Si no que lo principal era cambiar mi punto de vista acerca de mi habitación, porque él se volvió aburrido y rutinario, porque yo lo volví así porque no supe ver más allá de las apariencias y me olvidé de ver los detalles, como por ejemplo, que todas las mañanas el sol iluminaba de forma distinta haciendo que las cosas se vean distintas. Pero me fue necesario cambiar todo para descubrir que las cosas tienen el color que yo les dé. Solo es necesario reparar en los detalles del día para descubrir que todos los días son diferentes e increíbles.
Colaboración de Vram
Paraguay
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