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Victoria pírrica
El éxito que ha supuesto
grandes esfuerzos y sacrificios se conoce como victoria pírrica. La expresión
tiene su origen en Pirro II, rey de Epiro (319-273 a. de C.) que luchó y
derrotó a los romanos en diferentes batallas. La victoria que dio origen al dicho
aconteció en la primavera del año 281, cuando su general Milo desembarcó en
Tarento, ciudad griega al sur de Italia, para intentar ampliar el reino hacia
Macedonia. Le siguió Pirro con un ejército formado por 25.000 hombres y unos
cuantos elefantes. El cónsul romano Valerio Levino avanzó hacia las ciudades de
Heraclea y Pandosia, pero al cruzar el río Siris se topó con el ejército de
Pirro. Gracias a la sorpresa que causaron los elefantes entre los romanos, el
rey de Epiro obtuvo la victoria en Heraclea. En la contienda perecieron 7.000
soldados romanos y Pirro perdió 4.000 hombres, entre ellos algunos de sus
mejores oficiales. Al recibir la enhorabuena por esta victoria, el rey
contestó: "Estoy perdido si consigo otra victoria como ésta".
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