FARMACIAS DE GUARDIA EN LA PROVINCIA DE CÁDÍZ

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CALENDARIO

miércoles, 27 de junio de 2012

REFLEXIÓN SEMANA DEL CONSEJO LOCAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE ARCOS

B - Domingo 13o. del Tiempo Ordinario
Primera: Sab 1, 13-15; 2, 23-24; Segunda: 2Cor 8, 7.9.13-15; Evangelio: Mc 5, 21-43 

El punto de convergencia de las lecturas se sitúa en la potencia de la fe. En el Evangelio a la incapacidad de los médicos para curar a la hemorroísa responde la fuerza curativa de la fe en Jesús; a la potencia de la muerte que se ha impuesto a la vida de la hija de Jairo responde un poder mayor de Cristo para volverla a la vida en virtud de la fe. Estos dos ejemplos evangélicos evidencian que Dios (y Jesús, Mesías e Hijo de Dios) no ha creado la muerte, sino que Él es El Señor de la vida (primera lectura) y tiene, por tanto, poder sobre la misma muerte. La fuerza de la fe y el poder de Dios se manifiestan en la vida de los cristianos, pues gracias a la potencia de la fe son capaces de superar barreras étnicas y culturales, y expresar su caridad fraterna a los hermanos de Judea mediante la colecta (segunda lectura).


Mensaje doctrinal

1. La fe vence a la muerte. El poder de la muerte es universal. Es un poder inquietante, que suscita preocupación, angustia. Es un grande interrogante clavado en el corazón de la historia: ¿Quiere Dios la muerte del hombre? ¿Tiene la muerte la última palabra? ¿Tiene algún sentido el morir? Un esbozo de respuesta hallamos en la liturgia de hoy.

1) La muerte, no como paso de un estado de vida a otro, sino como pérdida de la relación con la fuente de la vida que es Dios, como ladrón que nos arranca violentamente el tesoro de la vida, no tiene en Dios su origen, sino que ha entrado en el mundo por envidia del diablo. La carga de angustia, de desesperación, de nihilismo que la muerte trae sobre sus hombros, proviene del enemigo de Dios y del hombre, del enemigo de la vida, que es el demonio.

2) El hombre ha sido creado a imagen de Dios, Señor de la vida; por ello, el hombre ha sido creado para la vida, no para la muerte; ha sido hecho inmortal, como el mismo Dios. Quien cree en Dios, Señor de la vida, cree en su poder y en la victoria de la vida sobre la muerte. 3) La potencia de la vida sobre la enfermedad y sobre la muerte encuentra dos ejemplos en el poder de la fe tanto de la hemorroísa como de Jairo.

2. Impotencia de los hombres y poder de la fe. El Evangelio presenta un altísimo contraste entre la incapacidad humana ante la enfermedad y la muerte, por un lado, y por otro la fuerza impresionante de la fe. La hemorroísa llevaba doce años enferma, una enfermedad de esterilidad, terrible para una mujer en tiempos de Jesús. Había recurrido a todos los medios humanos, pero todos habían resultado un fracaso. No sólo no mejoró, sino que había empeorado. La mujer, en su trágica situación, está desesperada. La incapacidad humana es manifiesta. La única actitud ante tal incapacidad es la fe. Lo que el hombre, con todos sus medios, no puede hacer, lo puede lograr el poder de la fe. Con esta convicción se acerca a Jesús, le toca con la mano y con la fe, y queda curada. A Jairo le sucede lo mismo. Su hija ha muerto. Ya no hay remedio: la muerte ha vencido. No pertenece a la experiencia humana el poder volver a la vida. Pero la fe es más fuerte que la muerte. Y por eso Jesús dirá a Jairo: "No temas. Basta con que tengas fe". Y Jairo con la fe dio por segunda vez la vida a su hija. ¡Magníficos ejemplos de la fuerza de la fe!

3. El poder de la fe se llama caridad. La segunda lectura nos habla de la colecta organizada por Pablo en algunas de las comunidades por él fundadas en favor de los hermanos necesitados de Judea. La colecta muestra el poder de la fe. Pablo y los cristianos, provenientes del mundo greco-romano, tienen que vencer prejuicios raciales muy poderosos; tienen que superar un cierto antisemitismo existente ya en la cultura helenística; tienen que sobreponerse sobre todo a obstáculos culturales: mentalidad cerrada de los cristianos de Judea, idea de que todos tienen que ser como ellos (circuncidarse, no comer alimentos impuros, observar el calendario de fiestas judío...), si quieren ser auténticos cristianos. El poder de la fe en Cristo Señor se impone sobre todos estos aspectos, y empuja a los cristianos gentiles a un gesto extraordinario de caridad, porque todos somos hermanos en Cristo, y nos debemos ayudar unos a otros.

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