sábado, 26 de octubre de 2024
NUEVO DÍA
LA TORMENTA…
Kirby
había esperado toda la semana por este día. Él y su mejor amigo Austin habían
juntado todo tipo de envases para usar como moldes en su castillo de arena.
Hasta habían dibujado un plano. Este año, sabían que podrían ganar el premio
por el mejor castillo de arena de su categoría.
Llegaron temprano a la playa y marcaron su
área. Se pusieron a trabajar enseguida. Había niños de todas las edades
construyendo castillos de arena. El de Kirby y Austin adelantaba rápido y se
veía magnífico.
Kirby
acabada de volcar el último molde de arena sobre la torre cuando un niño que
perseguía a otro, muy robusto, pasó corriendo. Justo cuando el niño grandote
llegó al castillo lo saltó, pero el que lo perseguía no tenía piernas tan
largas y derrumbó una parte grande. Y lo peor, ambos rieron mientras se
alejaban corriendo. Austin estaba atónito, pero Kirby estaba furioso
-¡NO…NO…NO!
-gritó-. ¿POR QUÉ? -entonces tomó el cubo más grande y comenzó a derribar el
castillo mientras gritaba. Echaba arena a todas partes y en segundos el
precioso castillo ya no existía.
-¡Kirby!
-le gritó Austin-. Lo podíamos haber arreglado. Oh, ¡qué mal!
Austin se
alejó.
La mamá de
Austin, que los había acompañado a la playa, se acercó y se juntó junto a
Kirby.
-Kirby -le
dijo-, cuando permites que tu ira ye indique qué hacer, nadie gana. Tú, menos
que nadie. Al final, fuiste tú con tu ira quien destrozó el castillo, y no esos
niños.
Cuando
alguien te hace enojar, cuenta hasta diez antes de actuar o hablar. Pídele a
Dios que te ayude a no responder con ira.
La ira en
sí daña más que la condición que lo causó.
Controla
tu ira.
Fuente:
Libro devocionario de Dios para muchachos. Editorial Unilit.