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sábado, 7 de julio de 2012

NOTICIA : Artesanía y moda confluyen en un pequeño estudio sevillano


Artesanía y moda confluyen en un pequeño estudio sevillano

JLu Zambonino es uno de los diseñadores más formados y polifacéticos del país

Estrena su línea de accesorios, Cukki, caracterizada por la originalidad y exclusividad del trabajo manual

JLuZ da ahora el salto a la capital con la venta de una de sus colecciones en una tienda madrileña


Sevilla, 6 de julio de 2012.- El joven diseñador José Luis Carreño Zambonino, de 28 años, pone su nombre, formación y esfuerzo a la línea de ropa que ha creado sin subvención ni patrocinio y que une moda y artesanía, enriquecida con técnicas italianas.

Unas colecciones que en tan sólo un año y medio, y pese a la actual situación económica, han ocupado un importante hueco en el mercado de la moda femenina andaluza y han hecho posible que “este artesano de la moda” lance su propia marca de sombreros y complementos, Cukki, y de un paso al frente introduciéndose en el mercado nacional de la mano de una tienda multimarcas de Madrid.

El joven gaditano, afincado en Sevilla, asegura no recordar ni un solo momento de su vida en el que no se quisiera dedicar al mundo de la moda, aunque, para ello, su formación comenzó con los estudios de Administración y Dirección de Empresas (LADE), por petición de sus padres. Tras esto, Zambonino estudió Patronaje y Confección en Jerez, seguido por Diseño y Gestión de la Moda en Sevilla, para  terminar perfeccionándose en Milán (Italia) en figurismo y modelaje.

Asimismo, en dicha ciudad italiana también aprendió la técnica artesanal del sombrero, de la mano de un londinense “sombrerero de toda la vida”, especifica el diseñador.

“Estudié patronaje y confección porque soy de la opinión de que sin saber coser y cortar, es difícil diseñar. Además, yo quería saber hacer una colección de principio a fin”, explica Zambonino.

Los diseño de JLuZ van dedicados a todo tipo de mujer, ya que considera que su trabajo es “potenciar lo bueno y tapar lo menos bueno” de cada una de ellas.

De hecho, una de sus especialidades son las madrinas de boda porque, según el diseñador, es “difícil encontrar en tiendas especializadas vestidos originales, juveniles y exclusivos”. Situación que le inspira para otorgar algo nuevo y fresco para estas ocasiones.

Otro de los aspectos que definen a Zambonino es su carácter polifacético, cuando una clienta llega a su estudio, se encarga de todos los detalles. Para ello, cuenta además con la colaboración de las mejores zapaterías de Sevilla que le permiten llevar los zapatos para la pruebas. También cuida todo lo relativo a las medias, joyas, peinado y maquillaje. “Me gusta controlar todo el look, así es como quedo satisfecho con el resultado”, matiza el autor.

En este sentido, el diseñador vela por cada uno de los materiales usados para perfeccionar sus modelos, como es el caso de las telas, de las cuales la mayoría provienen de tierras italianas, y los accesorios, que él mismo crea bajo la marca Cukki, lo que atribuye de “personalidad, identidad y exclusividad” cada uno de sus bocetos.

El arte de la sombrerería en estado puro

Según la Wikipedia  “se denomina sombrerero a la persona que tiene por oficio la fabricación, reparación o venta de sombreros”. Un antiguo oficio que por desgracia comienza a desaparecer.

La técnica de la sombrerería requiere un largo recorrido de métodos, trucos y recursos para elaborar un ejemplar único y perfecto. Zambonino tuvo la oportunidad de aprender estas destrezas de la mano de un sombrerero de origen londinenses afincado en Milán.

De hecho, llegó hasta el inglés gracias a una profesora de metodología de la escuela italiana que vio algunos de los sombreros que el gaditano había realizado de manera autodidacta.

“Sorprendida y, a la vez, encantada me envió a un amigo suyo sombrerero de toda la vida, que fue el que me formó en este campo, con los moldes y técnicas de siempre”, recuerda.

Sin embargo, a la hora de adornar cada uno de los sombreros o tocados, Zambonino confiesa que nunca hace dos modelos iguales, “no porque no quiera, si no porque soy incapaz”.

El declive del oficio de sombrerero ha ido paralelo al de su utilización, por ejemplo, en Madrid en los años 40 había doscientas costureras y cuarenta tiendas y ahora, tan solo doce, lamenta.

Para este completo diseñador, “un sombrero bien hecho es el complemento perfecto de la elegancia”. Por este motivo, asegura, “intento recuperar el oficio del sombrerero”, “es un arte de la confección que no debemos perder y, por desgracia, pocos son los que se forman en este oficio”.


Antiguamente, no sólo en Madrid sino también en Andalucía, existían grandes maestros de este oficio que exportaban sus creaciones a toda Europa. “No sólo Londres era un referente en el diseño y elaboración de sombreros, Andalucía, con sus propias señas, también inundaba los mercados europeos”.

Es precisamente en Madrid donde el joven creador se embarcará en su nueva aventura. En breve, una de sus colecciones estará disponible en una tienda multimarcas de la capital.

Con este salto, Zambonio espera, tanto en sombreros, complementos como en ropa, cubrir la demanda de aquellos amantes de la moda que echan de menos el purismo de la confección artesanal y la cuidada selección de los materiales.

Aunque el joven diseñador, que saltó de Cádiz a Sevilla pasando por Milán, se introduce en Madrid a través de tiendas multimarcas para, “por qué no”, saltear un poco el temporal y abrirse un hueco en el difícil mercado de la alta costura madrileña. 

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