La semana pasada tiré el preocuparme, se
estaba poniendo viejo y me estorbaba. Me impedía ser yo mismo; no me dejaba
actuar a mi manera.
Tiré esas inhibiciones; no dejaban lugar
para mí.
Hice lugar para mi nuevo crecimiento; me
deshice de mis viejos sueños y dudas.
Tiré un libro sobre mi pasado, total, no
tenía tiempo para leerlo. Lo reemplacé con nuevas metas y empecé a leerlo hoy.
Tiré los juguetes de mi niñez, ¡cuánto los
atesoraba!.
Conseguí una nueva filosofía, también tiré
la de mucho tiempo atrás.
Compré algunos nuevos libros también,
llamados: "puedo", "haré" y "debería".
¡Ay!, si hubieran visto el polvo...
Tomé esta cosa especial que encontré y la
puse en la puerta principal, se llama paz.
Ya nada me puede abatir. Y ahora mi casa
está muy linda. Todo se ve bien. Para cosas como preocupaciones y problemas,
simplemente no hay lugar.
Es bueno limpiar la casa, deshacerse de
tanto... realmente torna todo más alegre. Si no nos deshacemos de las cosas
viejas no habrá lugar para las nuevas. Abrir la posibilidad de que las cosas no
sean como vinieron.
Autor Desconocido
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