Vivekananda, un sabio hindú, cierto día
observó a una niñita que llevaba, con mucho esfuerzo, una carga en la forma de
un saco - ella iba costa arriba de una montaña. Consternado por la situación,
se acercó a ofrecerle ayuda.
- Hija, ¿por qué llevas esta carga? Dámela y yo la llevo.
La niña lo miró con ojos inocentes, reconociendo la santidad del hombre y
hablando de forma muy educada:
- Señor, no tengo ninguna carga. Cómo usted puede ver - y le mostró lo que
realmente llevaba en la espalda - no es una carga. Es mi hermanito.
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