FARMACIAS DE GUARDIA EN LA PROVINCIA DE CÁDÍZ

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CALENDARIO

martes, 29 de julio de 2025

En la calle Carlos Saura de Arcos Esencias de Arcos "Cuidado sostenible, piel radiante."





 

NUEVO DÍA

 


No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. “Estoy buscando trabajo por unos días”, dijo el extraño, “quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso”. “Sí”, dijo el mayor de los hermanos, “Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su bulldozer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros.
Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.”El carpintero le dijo: “Comprendo la situación.
Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los
postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho.”

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo. El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. ¡No había ninguna cerca de dos metros! En su lugar había un puente -¡un puente que unía las dos granjas a través del arroyo!- Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: “¡Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!”.

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. “¡No, espera!”, le dijo el hermano mayor. “Quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti”, le dijo el hermano mayor al carpintero. “Me gustaría quedarme”, dijo el carpintero, “pero tengo muchos puentes por construir”.

 

lunes, 28 de julio de 2025

ROMERÍA SAN ISIDRO LABRADOR JÉDULA 2018

 

























2025-07-28 LA ENTREVISTA: Concepción Bautista Hernández “Concha la del ...

2025-07-28 LA ENTREVISTA: Concepción Bautista Hernández “Concha la del militar” Concha es vecina de Arcos de la Frontera desde el año 1933, hoy tiene 95 años. Su marido falleció hace ya algunos, son 8 hermanos y tiene 8 hijos, 18 nietos y 11 biznietos. En la entrevista de hoy ha recordado sus vivencias.
















 

Perfumería y cosmética natural en Arcos, calle Carlos Saura Esencias de Arcos "Belleza natural, resultados reales."






NUEVO DÍA

 

No había en el pueblo peor oficio que el de portero del hotel. ¿Pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.

Un día se hizo cargo del hotel un joven con inquietudes, creativo y emprendedor.

El joven decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y después citó al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo:"A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entren por día y anotará sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio..."

El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero.. -"Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceo - pero yo... yo no se leer ni escribir..."

-"¡Ah! Cuánto lo siento!"

-"Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida..."

No lo dejo terminar: -"Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte..." Y sin más, se dió vuelta y se fue.

El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. ¿Qué hacer? Recordó que en el hotel cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él, con un martillo y clavos lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser un ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. El problema es que sólo contaba con unos clavos oxidados y unas pinzas muy viejas, entonces decidió usar parte del dinero para comprar una caja de herramientas.

Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha. A su regreso, trajo una hermosa y completa caja de herramientas.

De inmediato su vecino llamó a la puerta de su casa: -"Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme..."

-"Mire, si, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin empleo..."

-"Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano."

El portero accedió y le prestó el martillo. A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta:

-"Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?"

-'No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería esta a dos días en mula."

-"Hagamos un trato - dijo el vecino.

- Yo le pagaré los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted esta sin trabajar.

¿Qué le parece?" Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días... Aceptó.

Volvió a montar su mula.

Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa:

-"Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?"

-"Si, así es..."

-"Mire, yo necesito unas herramientas, y estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, más una pequeña ganancia.
Yo no dispongo de tiempo para el viaje."

El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.

El ex-portero pensó entonces que mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas de las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes. La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Alquiló un carretón para almacenar las herramientas y algunas semanas después alquiló un cuarto que se convirtió en la primera ferretería del pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. El era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha. Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para el las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no? Las tenazas...y las pinzas...y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos. Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas.

Un día decidió donar a su pueblo una escuela. Ahí se enseñaría, además de leer y escribir, las artes y oficios más prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el Alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo: -"Es un gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela"

"El honor sería para mi - dijo el hombre - Creo que nada me gustaría mas que firmar allí, pero yo no se leer ni escribir. Yo soy analfabeto.
Usted? - dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creerlo

Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?

"Yo se lo puedo contestar" - respondió el hombre con calma:

Si yo hubiese sabido leer y escribir... sería portero del hotel!"

Generalmente los cambios son vistos como adversidades. Pero las adversidades encierran bendiciones. Las crisis están llenas de oportunidades. Cambiar siempre será una nueva oportunidad.