En el día de la Tierra
AL-ANDALUS recuerda el daño que causan las bolsas
de plástico
La Unión Europea aprobó el 16 de abril una propuesta para reducir
drásticamente el consumo de bolsas de un solo uso
La utilización de este tipo de
contenedores se ha convertido en una práctica cotidiana entre los ciudadanos,
tanto es así que rara vez nos paramos a pensar en las consecuencias que
conlleva su consumo excesivo. Ignoramos, sobre todo, los graves problemas
medioambientales que suponen la producción y desecho de las toneladas de bolsas
de un solo uso que se emplean a diario.
Con la
nueva legislación europea se pretende reducir de forma paulatina el uso de estas bolsas, a menos de un 50% en
2017 y a menos de un 80% en 2019. Para lograrlo, los países podrán utilizar
instrumentos económicos, como la fijación de precios, impuestos, tasas u otras
restricciones. No se
permitirá la distribución gratuita en los supermercados. Esta
norma ha sido aprobada para armonizar la legislación sobre la materia en los 28
estados, pues en los supermercados de algunos estaban prohibidas y en otros
países vecinos no.
En Andalucía
desde mayo de 2011 se aplica una tasa disuasoria al consumo de bolsas de
plástico de un solo uso.
Datos que alertan de la situación:
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En
un año se consumen aproximadamente 100.000 millones de bolsas de plástico,
cifra que podría subir a 110.000 millones en 2020, si no se toman medidas.
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Cada
español utiliza anualmente unas 250 bolsas de plástico de un solo uso, lo que
supone 98.000 toneladas de residuos, de los que sólo se recicla el 10%. Este
hecho convierte a España en el tercer país consumidor y generador de residuos
de bolsas de plástico en Europa.
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La
producción de estos contenedores precisa de agua, energía y petróleo. De esta
forma, se puede decir que contaminan durante su fabricación, pues se consume
gran cantidad de recursos y se emite toneladas de CO2, principal
causante del cambio climático. Además, esta contaminación no se compensa con su
utilidad, puesto que las bolsas tienen de media una vida útil de 15 minutos.
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Las bolsas tardan en degradarse
entre 100 y 400 años. Al descomponerse, siendo su principal materia prima el
petróleo, se convierten en tóxicos que contaminan suelos y acuíferos.
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Las
bolsas matan a miles de animales que las confunden con alimentos y mueren tras
su ingesta asfixiados o atrapados en ellas.
La
responsabilidad del consumidor
Cuando decidimos deshacernos de las
bolsas como residuo, tenemos básicamente dos opciones: tirarlas junto con el
resto de la basura o separarlas para su posterior tratamiento. En el primero de
los casos su destino será un sistema de eliminación, es decir terminará en un
vertedero o será incinerada. Si decidimos separarla y depositarla en el
contenedor amarillo su destino será una planta de reciclado.
Los consumidores tenemos un
importante papel en la reducción de los residuos de bolsas, no sólo en el
momento de deshacernos de ellas, por ello debemos adoptar una actitud
responsable que debe basarse en tres claves:
Reducir: Hay que procurar
disminuir la cantidad de bolsas de un solo uso que utilizamos, rechazándolas
cuando nos las ofrecen, llevando nuestro propia bolsa u otros contenedores para
el transporte de las compras.
Reutilizar:
Debemos
usar las bolsas de plástico tantas veces como nos sea posible, de esta forma
produciremos menos basura y ahorraremos recursos para la fabricación de otras
nuevas. Cuando ya no nos sirvan para transportar otras cosas, las podemos
utilizar como bolsas de basura.
Reciclar: Es fundamental que las
bolsas que vayamos a tirar (que no hayamos usado como bolsa de basura) las
depositemos en el contenedor amarillo, de forma que puedan ser recuperados como
materia prima.
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