viernes, 2 de marzo de 2012
FOTOS RE-INAUGURACIÓN DEL HOTEL EL CONVENTO DE ARCOS DE LA FRONTERA
FOTOGRAFÍAS MARÍA JOSÉ LOZANO GARCÍA
Después de un descanso invernal el Hotel El Convento reabrió sus puertas el pasado 1 de marzo, en un año importante para el establecimiento, ya que se celebra el 25 Aniversario de su creación. Los propietarios, José Antonio Roldán Caro y María Moreno Moreno, afrontan este aniversario con ilusión y ganas por lo logrado después de tantos años de trabajo y esfuerzo: un hotel, El Convento, con encanto, renombre y prestigio al que a lo largo de su andadura también se unió otro hotel, también en Arcos, con no menos consideración, el Hotel Los Olivos. Este preciado capital es lo que la familia Roldán Moreno aporta al sector turístico de Arcos de la Frontera.
Para conmemorar tan notable acontecimiento, los propietarios decidieron celebrar la reapertura del hotel con la rotulación de una de sus habitaciones a nombre de “D. Manuel Bellido Bello, Escritor-periodista”, director del Grupo Informaria con cabeceras como Agenda de la Empresa Andaluza o Mujer Emprendedora. Manuel Bellido, además amigo personal de la familia, ha colaborado estrechamente con la promoción del establecimiento.
Los propietarios del hotel hace años que vienen agradeciendo a importantes personalidades del mundo de la cultura, la política o la prensa, el estrecho vínculo que les une a Arcos de la Frontera o al mismo hotel, y la difusión que de ellos hacen fuera de nuestra ciudad, rotulando habitaciones con su nombre en forma de azulejo.
Otras personalidades homenajeadas en anteriores ediciones son: Rick Steves, Fernando Medina Capote, José Vega Gómez, Josefa Caro Gamaza, Abraham Ceballos, Antonio Luis Baena, Antonio de María Ceballos, José Luis Núñez Ordóñez y Antonio Hernández.
Después del acto de inauguración y descubrimiento del azulejo, en el que también participó D. Jesús Fco. B. Lozano Pozo, Párroco de San Pedro, bendiciendo el establecimiento, se sirvió un ágape en las mismas instalaciones.
Al acto acudieron, además de algunos de los anteriores homenajeados, compañeros de algunos de los hoteles y del sector turístico de la ciudad, el alcalde, D. José Luis Núñez Ordóñez, el Delegado de Turismo, D. Manuel Romero, además de otros políticos, amigos personales y empleados de la familia.
Para celebrar este aniversario se tienen previsto realizar otras actividades así como la creación de una nueva página web del hotel.
FOTOS DETALLES VÍA CRUCIS ARCOS DE LA FRONTERA 2012
VÍA CRUCIS CONSEJO LOCAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS, HERMANDAD NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE ARCOS
NOTICIA DE ARCOS : PRESENTACIÓN RUTA DE LA TAPA EN ARCOS
Presentación ruta de la Tapa
El próximo lunes, día 5 de marzo, se va a presentar la Ruta de la tapa que se va a celebrar en la localidad durante el presente mes de Marzo.
Correrá a cargo del alcalde de la localidad, José Luis Núñez, y el Delegado de Turismo, Manuel Romero.
La presentación será en la capilla de La Misericordia a las 13,00h.
PROGRAMACIÓN NOCTURNA DE RADIO ARCOS 2 DE MARZO 2012
RADIO ARCOS EMISORA MUNICIPAL, PROGRAMACIÓN PARA LA NOCHE MADRUGADA DE HOY VIERNES 2 DE MARZO 2012.
A LAS 20:00 HORAS: INFORMATIVOS R.N. E.
DESDE LAS 20:30 HORAS….
NOCHE DE CONCIERTO : PACO DE LUCÍA (2010)
22:00 HORAS: EL SONIDO DE LA SEMANA SANTA.
23.00 HORAS “NOSTALGIA BAJO LA LUNA “EL PODER DE LA PALABRA “
CORTOS DE 30 MINUTOS DE LAS ENTREVISTAS DEL RECUERDO DE MANUEL VILLALBA DOMÍNGUEZ (2009) TERESA LÓPEZ BARRIOS “TERESA TAMAYO (2008)
DICCIONARIO ARCENSE: PALABRAS DEL HABLA DE ARCOS Y SU SIGNIFICADO, DE VÍCTOR 0RELLANA Y AMIGOS.
SI FUERA: MARÍA DEL CARMEN TROYA VÁZQUEZ.
EL ENCUENTRO CONTIGO: DOMINGO RUIZ ALBERTOS.
RECUERDOS DEL PASADO: MANUEL RAMÍREZ CALERO NOS HABLA DE “ROSARILLO LA POSADERA “
GENTE DE ARCOS: JUAN DE DIOS CARRERA CAÑAS (1998)
RADIO ARCOS, LA RADIO QUE SE ESCUCHA, ESTE AÑO 2012, CELEBRAMOS EL 30 ANIVERSARIO.
www.radioarcos.es
MEDITACIÓN DIARIA
Cuaresma, un recordatorio de cómo Dios nos quiere Viernes primera semana Cuaresma. Nuestro amor a los demás será la mejor ofrenda a Dios. Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net |
Toda la Cuaresma, con su constante invitación a la conversión, es un hermoso recordatorio de cómo Dios nuestro Señor nos quiere, a todos y cada uno de nosotros, plenamente santos, absolutamente santos. "Purifíquense de todas sus iniquidades, renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor". La ley de santidad, que nos exige y que nos obliga a todos, se convierte en un imperativo al que nosotros no podemos renunciar. Pero seríamos bastante ingenuos si esta ley de santidad pretendiéramos vivirla alejados de lo que somos, de nuestra realidad concreta, de los elementos que nos constituyen, de las fibras más interiores de nuestro ser. Seríamos ingenuos si no nos atreviéramos a discernir en nuestra alma aquellas situaciones que pueden estar verdaderamente impidiendo una auténtica conversión. La conversión no es solamente ponerse ceniza, la conversión no es guardar abstinencia de carne, no es sólo hacer penitencias o dar limosnas. La conversión es una transformación absoluta del propio ser. "Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud de la justicia, él mismo salva su vida si recapacita y se aparta de los delitos cometidos; ciertamente vivirá y no morirá". Esta frase del profeta Ezequiel nos habla de la necesidad de llegar hasta los últimos rincones de nuestra personalidad en el camino de conversión. Nos habla de la importancia de que no quede nada de nosotros apartado de la exigencia de conversión. Y si nosotros quisiéramos preguntarnos cuál es el primer elemento que tenemos que atrevernos a purificar en nuestra vida, el elemento fundamental sin el cual nuestra existencia puede ver truncada su búsqueda de santidad, creo que tendríamos que entrar y atrevernos a examinar nuestros sentimientos. ¡Cuántas veces son nuestros sentimientos los que nos traicionan! ¡Cuántas veces es nuestra afectividad la que nos impide lograr una real conversión! ¡Cuántos de nosotros, en el camino de santidad, nos hemos visto obstaculizados por algo que sentimos escapársenos de nuestras manos, que sentimos írsenos de nuestra libertad, que son nuestros sentimientos! Los sentimientos, que son una riqueza que Dios pone en nuestra alma, se acaban convirtiendo en una cadena que nos atrapa, que nos impide razonar y reaccionar; nos impiden tomar decisiones y afirmarnos en el propósito de conversión. La penitencia de los sentimientos es el camino que nos tiene que acabar llevando en todas las Cuaresmas, más aún, en la Cuaresma continua que tiene que ser nuestra existencia, hacia el encuentro auténtico con Dios nuestro Señor. Jesucristo, en el Evangelio, nos habla de la importancia que tiene el ser capaces de dominar nuestros sentimientos para poder lograr una auténtica conversión. La Antigua Ley hablaba de que el que mataba cometía pecado y era llevado ante el tribunal, pero Cristo no se conforma simplemente con esto; Cristo va más allá en lo que tiene que ir haciendo plena a la persona. Jesucristo nos invita, como parte de este camino de conversión, a la purificación de nuestros sentimientos, a la penitencia interior cuando nos dice: "Todo el que se enoje con su hermano, será llevado hasta el tribunal". En cuántas ocasiones nosotros buscamos quién sabe qué mortificaciones raras y andamos pensando qué le podríamos ofrecer al Señor, y no nos damos cuenta de que llevamos una penitencia incorporada en nosotros mismos a través de nuestros sentimientos. No nos damos cuenta de que nuestros sentimientos se convierten en un campo en el que nuestra vida espiritual muchas veces naufraga. ¡Cuántas veces nuestros anhelos de perfección se han visto carcomidos por los sentimientos! ¡Cuántas veces el interés por los demás, porque los demás crezcan, por ayudar a los demás, se ha visto arruinado por los sentimientos! ¡Cuántas veces un deseo de una mayor entrega, un interés por decirle a Cristo «sí» con más profundidad, se ha visto totalmente apartado del camino por culpa de los sentimientos! No porque ellos sean malos, porque son un don de Dios, y como don de Dios, tenemos que hacerlos crecer y enriquecernos con ellos. Pero, tristemente, cuántas veces esos sentimientos nos traicionan. Nuestra conversión, para que sea verdadera, para que sea plena, tiene que aprender a pasar por el dominio de nuestros sentimientos. Y para lograrlo, la gracia tiene que llegar tan hondo a nuestro interior, que incluso nuestros sentimientos se vean transfigurados por ella. ¿Cuál es el camino para esto? El camino es el examen: "Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene una queja contra ti [...]". Entrar constantemente dentro de nosotros mismos y vigilar nuestra alma es el camino necesario, ineludible para poder llegar a vivir esta penitencia de los sentimientos. Es el camino del cual no podemos prescindir para tener bien dominada toda esa corriente que son los sentimientos, de manera que no perdamos nada de la riqueza que ella nos pueda aportar, pero tampoco nos dejemos arrastrar por la corriente, que a veces puede llevarnos lejos de Dios nuestro Señor. Para entrar en nosotros es necesario que la memoria y el recuerdo se transformen como en un espejo en el cual nuestra alma está siendo examinada, percibida constantemente por nuestra conciencia, para ver hasta qué punto el sentimiento está enriqueciéndome o hasta qué punto está traicionándome. Hasta qué punto el sentimiento está dándome plenitud o hasta qué punto el sentimiento me está atando a mí mismo, a mi egoísmo, a mis pasiones, a mis conveniencias. Vigilar, estar atentos, recordar, pero al mismo tiempo, es fundamental que el camino de conversión no simplemente pase por una vigilancia, que nos podría resultar obscura y represiva, sino es necesario, también, que el camino de conversión pase por un enriquecimiento. Si alguien tendría que tener unos sentimientos ricos, muy fecundos, ése tendría que ser un cristiano, tendría que ser un santo, porque solamente el santo -el auténtico cristiano- potencia toda su personalidad impulsado por la gracia, para que no haya nada de él que quede sin redimir, sin ser tocado por la Cruz de Cristo. Cristo, cuando está hablando a los fariseos les dice: "Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos". No podemos quedarnos con una justicia del «no harás», tenemos que buscar una justicia del «hacer», del llevar a plenitud, del enriquecimiento, que es parte de nuestra conversión. Y en este sentido, tenemos que estar constantemente preguntándonos si ya hemos enriquecido todos nuestros sentimientos: el cariño, el afecto, la ternura, la compasión, la sensibilidad; todos los sentimientos que nosotros podemos tener de justicia, de interés, de preocupación; todos los sentimientos que podemos tener de acercamiento a los demás, de percepción de las situaciones de los otros. ¿Hasta qué punto nos estamos enriqueciendo buscando cada día darle más cercanía a la gracia de Cristo? Dice el salmo: Perdónanos Señor y viviremos. En estas tres palabras podríamos encerrar esta penitencia de los sentimientos. Que el Señor nos perdone, es decir, que nos purifique. Llegar a limpiar los sentimientos de todo egoísmo, de toda preocupación por nosotros mismos, de toda búsqueda interesada de nosotros. Pero no basta, hay que vivir de ese perdón; de esa purificación tiene que nacer la vida y tiene que nacer un enriquecimiento nuestro y de los demás. El camino de conversión es difícil, exige una gran apertura del corazón, exige estar dispuestos, en todo momento, a cuestionarnos y a enriquecernos. Hagamos de la Cuaresma un camino de enriquecimiento, un camino de encuentro más profundo con Cristo, un camino en el que al final, la Cruz de Cristo haya tocado todos los resortes de nuestra personalidad. |
NUEVO DÍA
Nuestro miedo más hondo no es ser ineptos.
Nuestro miedo más hondo es ser poderosos sin medida.
No es la oscuridad, sino la luz lo que más nos asusta.
Nos preguntamos, ¿quién soy yo para ser brillante, encantador, talentoso, fantástico?
Por el contrario, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo de Dios. Al fingirte poca cosa no sirves al mundo.
No hay iluminación en el reducirte a tal punto que otros se sientan inseguros juntos a ti.
Nacimos para hacer manifiesta la gloria de Dios que existe dentro de nosotros.
No sólo en algunos:
En todos.
Cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente autorizamos a otros a hacer lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.
Dios no nos ha llamdo a vivir en miedo...sino a vivir en plena libertad y seguridad por su Espíritu.
Nuestro miedo más hondo es ser poderosos sin medida.
No es la oscuridad, sino la luz lo que más nos asusta.
Nos preguntamos, ¿quién soy yo para ser brillante, encantador, talentoso, fantástico?
Por el contrario, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo de Dios. Al fingirte poca cosa no sirves al mundo.
No hay iluminación en el reducirte a tal punto que otros se sientan inseguros juntos a ti.
Nacimos para hacer manifiesta la gloria de Dios que existe dentro de nosotros.
No sólo en algunos:
En todos.
Cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente autorizamos a otros a hacer lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.
Dios no nos ha llamdo a vivir en miedo...sino a vivir en plena libertad y seguridad por su Espíritu.
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