MANIFIESTO CONTRA LA
VIOLENCIA DE GÉNERO
ALCALDE
En el marco de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra
las Mujeres, quiero, en primer lugar, recordar a las mujeres y a las niñas y
niños que han sido asesinadas como consecuencia de la violencia de género por
sus parejas o exparejas. Y, en segundo lugar, declararme feminista.
La violencia de género se sustenta sobre una estructura social
fuertemente consolidada que la alimenta a través del tiempo y en cualquier
estructura socio - política llamada Patriarcado.
Como hombre, ya nací con unos privilegios que le son negados a
las mujeres simplemente por serlo, pero a mi también se me prohíbe hacer
cualquier cosa que no sea considerada “de hombres” por el Patriarcado. Así,
entre otras exigencias y limitaciones, no puedo ser sensible, llorar o compartir
tareas domésticas sin ser tachado de calzonazos o débil y sí tengo que ser
duro, resistente, un crack sexual y asumir cualquier reto que implique peligro
o riesgo. Con esto quiero decir, que el sistema Patriarcal también es nocivo
para los hombres al no permitirnos elegir cómo queremos ser hombres porque no
nos deja más alternativa que tener que cumplir el estereotipo que nos impone.
¿Y cuál es la alternativa al Patriarcado? Sin duda alguna, el
Feminismo. El Feminismo es un movimiento social y político que tiene como
objetivo alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres. Sin embargo, el
patriarcado hunde sus raíces en lo más profundo de nuestras sociedades y
contamina cualquier intento de erradicarlo. Y eso hace con el Feminismo. Nos
confunde y trata de hacernos creer que el Feminismo es algo perjudicial para la
sociedad y consigue que, incluso las propias mujeres, lo rechacen y renieguen
de él.
A eso se le llama desigualdad estructural y ahí es dónde debemos
intervenir desde los poderes públicos removiendo los obstáculos que dificultan
la igualdad entre la ciudadanía como bien recoge nuestra Constitución. No
podemos pasar por alto que la lucha contra la violencia de género no será
efectiva sin luchar por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Pero yo hoy quiero empezar por el principio declarándome
Feminista.
Y lo soy porque me duele cada vez que asesinan a una mujer que
mañana puede ser mi hermana, mi hija, mi amiga o mi vecina;
porque no soporto que las mujeres no puedan ser dueñas de su
vida y elegir cómo vivirla y que los hombres tampoco podamos;
porque no comparto que haya hombres que consideren a las mujeres
objetos de su propiedad y que las conviertan en muñecas rotas y se llamen
hombre igual que yo;
porque tengo la obligación como hombre y alcalde de esta
preciosa ciudad de contribuir a transformar la sociedad y dejar, cuando me
vaya, una ciudad lo más libre posible de violencia machista;
y porque no dudéis ni un minuto que rechazo con todas mis
fuerzas la violencia de género.
Pero principalmente, porque estoy convencido de que todos
ganamos en una sociedad feminista que favorezca una nueva forma de ser hombre,
a través de modelos de masculinidad respetuosos e igualitarios, que permitan la
libertad y la paz para hombres y
mujeres.
Gota a gota se conforma un océano, persona a persona
concienciada de la importancia de su aportación a la igualdad, se conforma una
sociedad libre de violencia.
Y así, me uno al lema de nuestra Delegación de Igualdad: De todo
corazón: ¡no a la violencia de género!
MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
DELEGADA DE IGUALDAD
El 25 de
noviembre de 1960 en República Dominicana, fueron torturadas y asesinadas,
Minerva, Mª Teresa y Patria Mirabal, opositoras de la dictadura de Trujillo,
conocidas con el nombre clave de “Las Mariposas”.
En el Primer
Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá en 1981,
el 25 de noviembre fue declarado Día Internacional contra la Violencia
hacia la Mujer, en recuerdo de estas tres hermanas asesinadas. En
1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas le concedió a esta fecha
carácter oficial.
De esta
manera, todos los 25 de noviembre, a nivel internacional, recuperamos la memoria colectiva de todas las mujeres que
han sufrido cualquier tipo de violencia machista y de todas aquellas que han
perdido la vida luchando por la defensa de los derechos humanos.
El asesinato
de las hermanas Mirabal se convierte así en un símbolo de toda la violencia que
se ejerce sobre las mujeres en todo el planeta. Violencia amparada, justificada
y legitimada por un sistema patriarcal donde el machismo está tan imbricado en
nuestro imaginario colectivo que ni siquiera nos paramos a cuestionarlo.
Por ello, en
el día de hoy, desde nuestra Delegación nos hemos acercado al símbolo de las
hermanas Mirabal para lanzar un mensaje a la ciudadanía: tenemos que
reflexionar y cuestionar el imperio machista que tanto daño hace a las mujeres,
a sus hijos e hijas, a sus familias y a todos los hombres igualitarios y feministas
que se avergüenzan de sus congéneres maltratadores y que luchan por ser “de
otra manera”.
Hoy, con el
lema “De todo corazón, no a la violencia machista”, quiero pediros que cada
persona que me escucha se pregunte a sí misma qué puede hacer para apoyar a las
mujeres que se encuentran atrapadas en esa telaraña del maltrato; qué mariposa
puede colocar en el árbol de la vida que entre todas y todos debemos cultivar;
cuál puede ser su aportación para transformar esa telaraña en una red de apoyo
que contribuya a sanar las heridas producidas por el machismo y a parar el incesante goteo de asesinatos ante
los que nos estamos insensibilizando por cotidianos. Porque esa también es nuestra responsabilidad
como ciudadanas y ciudadanos.
Reclamar la
responsabilidad de la propia ciudadanía no es motivo para no reclamar también
la responsabilidad de los que gobernamos sea en el nivel que sea. Intervenir
contra la violencia machista también supone intervenir sobre las causas
sociales que actúan como base de las desigualdades. Y para ello se hace
necesario el desarrollo de políticas de igualdad que contemplen el respeto a
los derechos de las mujeres. Ese es nuestro compromiso como equipo de gobierno
y quiero deciros que no os quepa la menor duda de que vamos a poner nuestro
esfuerzo en dejar nuestra mariposa en el árbol de la vida favoreciendo la
puesta en marcha de recursos que faciliten a las mujeres zafarse de la tela de
araña y poder emprender su vuelo.
Si entre todos
arrimamos nuestro hombro, estoy convencida de que lo lograremos. De todo
corazón: ¡No a la violencia de género!