jueves, 26 de octubre de 2023
NUEVO DÍA
En qué momento renuncié a mis sueños? Fue en el mismo
momento en que renuncié a vivir. Hace tiempo que tiré la toalla y lo absurdo es
que sigo esperando que alguien a mi alrededor se de cuenta y me brinde su
ayuda, pero no, nadie puede ayudarme porque estoy completamente sola.
Llego a casa después de vagar solitaria por las calles
al anochecer y la encuentro vacía. Grito y el eco de mi propia voz retumba en
mis oídos. Me miro en el espejo y me digo a mi misma: “sólo tienes 25 años,
tienes que luchar”. Pero después me dejo caer en el sofá, derrotada, hundida,
moribunda. No puedo llorar, no siento lástima de mi misma, lo que siento es
otra cosa, es cansancio, es derrota.
Esto no es una batalla más en la que luchar y salir de
ella con más o menos heridas, esto es la guerra y sólo se puede morir o matar y
yo he perdido, me he perdido a mí misma.
No me reconozco, siempre fui fuerte y ahora soy tan
pequeña, estoy tan indefensa, supongo que he perdido la armadura en el camino.
Suena el teléfono, supongo que aún queda gente que me quiere, pero no se dan
cuenta de que yo ya no puedo querer, que no me queda corazón. Se niegan a ver
la realidad, a reconocer que han perdido para siempre a esa niña valiente que
se comía el mundo. Ahora debo tirar delante de mi madre y no puedo. Sé que se
lo debo pero no puedo sin él y es él, mi padre, quien me ha fallado. No es la
primera vez que no está ahí cuando lo necesito, pero siempre he sabido
arreglarlo todo sola.
Ahora, en cambio, todo me supera y sólo él puede
sacarme de aquí, pero no está, sólo recibo sus reproches, sus miradas llenas de
rencor, como si le debiera algo, cuando nunca ha hecho nada por mí. Sí, me dio
la vida, pero ahí dejé de existir para él. En cambio yo nunca
he podido olvidarle, le quiero demasiado y siempre he dado la cara por él
cuando me ha necesitado. Pero ya no puedo. Ahora tiene otras prioridades en su vida, su familia no soy yo, son otros y ellos lo
necesitan, aunque no más que yo. Es absurdo pedirle ayuda, sólo abrirá la
cartera y me dará dinero, como si eso lo solucionara todo. ¿El problema? que no puedo querer
a su familia, que los detesto, que el mundo es demasiado pequeño para mí y para
ellos y que me niego a ayudarles una vez más.