Leve descenso de la
luz tras una década de constantes incrementos
Abril
da un respiro a los consumidores acogidos a la Tarifa de último Recurso (TUR)
de la luz con una bajada del 6,7% en su factura. Sin embargo, este tímido
descenso no viene a paliar los incrementos que el ciudadano ha padecido en los
últimos diez años.
El inicio del mes está marcado por
subidas y bajadas de los precios de diferentes servicios básicos. Así por
ejemplo, la luz desciende, se congela la tarifa del gas natura y sube el precio
de la bombona o de los billetes de autobuses de línea interurbanos.
El anuncio de la bajada del 6,7% del
precio de la luz para aquellos ciudadanos que tengan contratada la Tarifa de
Último Recurso, sin duda alguna supone un alivio en los gastos de miles de
economías domésticas españolas. Sin embargo, desde Consumidores AL-ANDALUS
consideramos que este leve descenso no viene a atenuar los incrementos que el
ciudadano ha ido soportando desde hace una década donde se ha llegado casi a
duplicar las facturas eléctricas.
Además, mucho nos tememos también
que esta bajada sea brevemente transitoria puesto que el déficit tarifario es
una realidad y hasta el momento, el usuario es el más perjudicado y la parte
más débil frente a este problema.
¿A
qué se debe esta bajada?
El descenso de la luz se debe a que
la última subasta se cerró con caídas de precios del 15%.
La tarifa de electricidad se compone
de tres partes: Los peajes de acceso a las redes de distribución, el precio de
la energía y los impuestos. El precio de la energía constituye aproximadamente
el 50% del recibo de la luz y este es determinado trimestralmente a través de
la citada subasta.
Esta Federación sigue opinando que el precio de la luz es “político” y no
“económico” y presenta deficiencias graves en transparencia y competencia. Por
eso, Consumidores AL-ANDALUS reclama que se aborde de una vez la tantas veces
anunciada revisión de los costes de la electricidad, y que se revisen tanto los
regulados (transporte, distribución, primas a las energías renovables, ayudas
al carbón...) como los de la energía, lo cuál no puede llevarse a cabo sin oír
la voz de los consumidores. Los ciudadanos tenemos derechos a conocer los
costes reales de este servicio básico. Hasta que no se de una información clara
y comprensible no tendremos un recibo transparente.