Crisis, debilidad, soberbia vs. amor
De las primeras cosas que aprendimos en catecismo es sobre el pecado original, el pecado de Adán. Aprendí desde entonces que la transgresión no fue la desobediencia sino la Soberbia. ¿Por qué? En aquella primera tentación de Satanás, este le dijo a Adán…con que Dios os ha dicho que del árbol del bien y el mal no comeréis… ¿sabes porque? Porque el día que lo hagan seréis como Él:
“Seréis como Dios”. La soberbia se apoderó de Adán y Eva y desobedecieron por ende. El resultado todos lo conocemos.
El mundo de ayer, de hoy y del futuro. “El mundo, la entera familia humana, con el conjunto universal de las realidades en que esta vive; el mundo teatro de la historia humana; con sus afanes, fracasos y victorias” continúa lamentablemente en crisis y caos porque desgraciadamente aún continuamos en la obscuridad y desde ella queremos conocer a Dios, pero no para adorarle y obedecerle sino con la ambición desmedida de “hacerse parecer a Dios”.
Eso, lamentablemente, lleva al hombre a ser “bestia bíblica”… “y se sienta en el trono de Dios, haciéndose parecer a Dios”. El cristiano en este mundo tiene por obligación y convicción enseñarle al mundo con sus actos y sus realidades que esta no es la solución.
La verdadera solución esta en creer y afirmar que la crisis tiene solución si vamos humildemente a nuestro Creador, le confesamos que si somos pecadores y que creemos que este mundo fue liberado del pecado por Cristo Crucificado y Resucitado y que el poder del demonio fue roto para que este mundo sí se transforme según el propósito divino y verdaderamente llegue a su consumación.
El Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo es AMOR y ese debe ser el Espíritu de todo cristiano: AMOR es la razón de ser del Cristianismo ¡Sin AMOR no hay solución! ¡El cristianismo es un sólo pueblo unido por la paz y el AMOR!
En el evangelio de San Juan 16 y 17 el Señor ora por sus apóstoles y por todos los que han de creer a través de ellos. Les advierte van a tener que sufrir mucho… ¡Sean valientes! Yo he vencido al mundo. Añade, vosotros ya no sois del mundo, Yo los he sacado del mundo, pero viven en el mundo. Es decir, el cristiano comprometido con Cristo verdaderamente es “ciudadano del cielo”, más no de este mundo.
Vivimos sin embargo en este mundo que he descrito anteriormente. Dios que ama al mundo quiere que su Pueblo, nosotros los cristianos lo amemos también: AMOR a los hombres y mujeres; a las cosas; nuestro AMOR será para todos y así seguir el testimonio del gran AMOR que Dios nos tiene: ¡Nos dio a su hijo unigénito por amor!
Dios sigue amando al mundo y nos ordena a emularlo. El mismo San Juan nos dice: “Quien diga que ama a Dios y aborrece a su hermano, el tal es mentiroso, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ve y aborrece a su hermano (en este mundo) a quien ve?”
Si leemos el capítulo 25 de San Mateo, nos sorprenderemos:
“Tuve Hambre y no me diste de comer;
tuve sed y no me diste de beber;
fui de forastero y no me atendiste;
estuve enfermo y no me fuiste a ver;
estuve en la cárcel y no me fuiste a ver.”
El juicio final no es por lo que creemos o afirmamos. El juicio está basado en el AMOR de los unos con otros. Intrínsecamente envuelve la comprensión de la debilidad o necesidad de nuestro hermano y un actuar sobre ello. Eso es la diferencia entre los hombres y mujeres del mundo que vivimos y el mundo de los cristianos.
Quién no practica el AMOR no es cristiano, NO ES CRISTIANO. Puede creer que su fe lo salvará pero no es verdad. Podrás tener fe pero si no tienes caridad, amor de nada vale. (I Cor. 13). Lo esencial es el AMOR.
¡La soberbia nos hace sentarnos como seres humanos en el Trono de Dios y creemos que verdaderamente somos Dios! Pero Cristo nos pide anonadamiento, humildad; amor para conmigo y con mi hermano. Si violas algo de esto violas el primer mandamiento. Amaras a Dios sobre todas las cosas. Empezando por nosotros mismos.
No es curioso que el Señor haya permitido a sus apóstoles hablar entre ellos aparte pero cerca de Él, y les preguntó: ¿De qué vais hablando?… Y contestaron “¿qué quién era el más grande entre nosotros?” La contestación no sólo fue a ellos sino a nosotros fieles, Diáconos, Sacerdotes, Obispos, Líderes de la Iglesia, Líderes de nuestro País, Líderes de Naciones y llamados líderes de tantas cosas: “Entre vosotros no será así”.
El que quiera ser el mayor tendrá que ser el servidor de todos. (Limpiar el piso, trapearlo con título o sin ello. Tienes que anonadarte. San Pablo nos dice refiriéndose a Cristo en su epístola a los Efesios “no tuvo a bien hacerse parecer a Dios, sino que se anonadó así mismo y tomó forma de hombre y muerte de cruz” ¡Qué lección! ¡Eso es humildad!
No podemos llamarnos Iglesia de Cristo, no podemos llamarnos apóstoles de Cristo; no podemos llamarnos seguidores de Cristo si imitamos al mundo; si hacemos las cosas iguales y a veces peor que el mundo. Tenemos que ganar conciencia que nuestra meta es Cristo mismo e imitarlo. Él nos guiará por medio de “SU ESPÍRITU DE PODER, DE AMOR Y DE JUSTICIA” (II Timo 1:7)… y añade; “por eso no te avergüence del testimonio que tienes que dar de nuestro Señor”…
Existe en nuestro mundo actual y en nuestro país una crisis (no es la única), pero "económica". Se toman decisiones de parte del gobierno; de parte de instituciones que prestan servicios públicos y privados; se cierran negocios; se cierran facilidades hospitalarias o se reducen; y tantas otras cosas.
En la confusión (Torre de Babel) hablamos muchas lenguas sin soluciones verdaderas. Se consulta expertos; se consulta eruditos en la materia; se consulta a personas versadas en estos problemas, etc.; pero siendo un país “cristiano”, NO CONSULTAMOS CON DIOS.
Nos llaman cristianos y nos comportamos con cobardía tomamos el camino “DEL MUNDO”. Nos convertimos en dioses con soluciones humanas pero no inspiradas en Cristo. La iglesia misma usa métodos del mundo en vez de orientar al mundo a usar métodos cristianos.
¡Muy lamentable! Soluciones sin AMOR. No nos importa la crisis del otro con tal de resolver la mía. La soberbia que mencione al principio vuelve a relucir. “YO tengo la solución”. (Individual o colectivamente) Eso mismo dijo Adán, pero no el verdadero. El verdadero Adán se sacrificó por toda la humanidad, ¿sabes como? Se anonadó así mismo y aunque era Dios, pero en ese sacrificio de CRUZ tú y yo, nos salvamos. Tengamos fe, pero fe con AMOR en Cristo.
¡No seamos cobardes! ¿Si Cristo está con nosotros, quién en contra? ¡Cristo venció al mundo! “Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil” -Ezequiel 36:26
Somos muchos, pero unidos en el espíritu. Sepamos vivir en fraternidad y ser iglesia de Espíritu que testifica con la alegría de tener encendida la llama del AMOR en nuestro corazón.
¡En Cristo Todo lo puedo! ¿Quién nos separará del AMOR de Cristo? ¡Triunfaremos por la fuerza del que nos ama! Romanos 8 35:37
¡ADELANTE, IGLESIA DE CRISTO, QUE JESÚS NOS VE!
“Seréis como Dios”. La soberbia se apoderó de Adán y Eva y desobedecieron por ende. El resultado todos lo conocemos.
El mundo de ayer, de hoy y del futuro. “El mundo, la entera familia humana, con el conjunto universal de las realidades en que esta vive; el mundo teatro de la historia humana; con sus afanes, fracasos y victorias” continúa lamentablemente en crisis y caos porque desgraciadamente aún continuamos en la obscuridad y desde ella queremos conocer a Dios, pero no para adorarle y obedecerle sino con la ambición desmedida de “hacerse parecer a Dios”.
Eso, lamentablemente, lleva al hombre a ser “bestia bíblica”… “y se sienta en el trono de Dios, haciéndose parecer a Dios”. El cristiano en este mundo tiene por obligación y convicción enseñarle al mundo con sus actos y sus realidades que esta no es la solución.
La verdadera solución esta en creer y afirmar que la crisis tiene solución si vamos humildemente a nuestro Creador, le confesamos que si somos pecadores y que creemos que este mundo fue liberado del pecado por Cristo Crucificado y Resucitado y que el poder del demonio fue roto para que este mundo sí se transforme según el propósito divino y verdaderamente llegue a su consumación.
El Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo es AMOR y ese debe ser el Espíritu de todo cristiano: AMOR es la razón de ser del Cristianismo ¡Sin AMOR no hay solución! ¡El cristianismo es un sólo pueblo unido por la paz y el AMOR!
En el evangelio de San Juan 16 y 17 el Señor ora por sus apóstoles y por todos los que han de creer a través de ellos. Les advierte van a tener que sufrir mucho… ¡Sean valientes! Yo he vencido al mundo. Añade, vosotros ya no sois del mundo, Yo los he sacado del mundo, pero viven en el mundo. Es decir, el cristiano comprometido con Cristo verdaderamente es “ciudadano del cielo”, más no de este mundo.
Vivimos sin embargo en este mundo que he descrito anteriormente. Dios que ama al mundo quiere que su Pueblo, nosotros los cristianos lo amemos también: AMOR a los hombres y mujeres; a las cosas; nuestro AMOR será para todos y así seguir el testimonio del gran AMOR que Dios nos tiene: ¡Nos dio a su hijo unigénito por amor!
Dios sigue amando al mundo y nos ordena a emularlo. El mismo San Juan nos dice: “Quien diga que ama a Dios y aborrece a su hermano, el tal es mentiroso, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ve y aborrece a su hermano (en este mundo) a quien ve?”
Si leemos el capítulo 25 de San Mateo, nos sorprenderemos:
“Tuve Hambre y no me diste de comer;
tuve sed y no me diste de beber;
fui de forastero y no me atendiste;
estuve enfermo y no me fuiste a ver;
estuve en la cárcel y no me fuiste a ver.”
El juicio final no es por lo que creemos o afirmamos. El juicio está basado en el AMOR de los unos con otros. Intrínsecamente envuelve la comprensión de la debilidad o necesidad de nuestro hermano y un actuar sobre ello. Eso es la diferencia entre los hombres y mujeres del mundo que vivimos y el mundo de los cristianos.
Quién no practica el AMOR no es cristiano, NO ES CRISTIANO. Puede creer que su fe lo salvará pero no es verdad. Podrás tener fe pero si no tienes caridad, amor de nada vale. (I Cor. 13). Lo esencial es el AMOR.
¡La soberbia nos hace sentarnos como seres humanos en el Trono de Dios y creemos que verdaderamente somos Dios! Pero Cristo nos pide anonadamiento, humildad; amor para conmigo y con mi hermano. Si violas algo de esto violas el primer mandamiento. Amaras a Dios sobre todas las cosas. Empezando por nosotros mismos.
No es curioso que el Señor haya permitido a sus apóstoles hablar entre ellos aparte pero cerca de Él, y les preguntó: ¿De qué vais hablando?… Y contestaron “¿qué quién era el más grande entre nosotros?” La contestación no sólo fue a ellos sino a nosotros fieles, Diáconos, Sacerdotes, Obispos, Líderes de la Iglesia, Líderes de nuestro País, Líderes de Naciones y llamados líderes de tantas cosas: “Entre vosotros no será así”.
El que quiera ser el mayor tendrá que ser el servidor de todos. (Limpiar el piso, trapearlo con título o sin ello. Tienes que anonadarte. San Pablo nos dice refiriéndose a Cristo en su epístola a los Efesios “no tuvo a bien hacerse parecer a Dios, sino que se anonadó así mismo y tomó forma de hombre y muerte de cruz” ¡Qué lección! ¡Eso es humildad!
No podemos llamarnos Iglesia de Cristo, no podemos llamarnos apóstoles de Cristo; no podemos llamarnos seguidores de Cristo si imitamos al mundo; si hacemos las cosas iguales y a veces peor que el mundo. Tenemos que ganar conciencia que nuestra meta es Cristo mismo e imitarlo. Él nos guiará por medio de “SU ESPÍRITU DE PODER, DE AMOR Y DE JUSTICIA” (II Timo 1:7)… y añade; “por eso no te avergüence del testimonio que tienes que dar de nuestro Señor”…
Existe en nuestro mundo actual y en nuestro país una crisis (no es la única), pero "económica". Se toman decisiones de parte del gobierno; de parte de instituciones que prestan servicios públicos y privados; se cierran negocios; se cierran facilidades hospitalarias o se reducen; y tantas otras cosas.
En la confusión (Torre de Babel) hablamos muchas lenguas sin soluciones verdaderas. Se consulta expertos; se consulta eruditos en la materia; se consulta a personas versadas en estos problemas, etc.; pero siendo un país “cristiano”, NO CONSULTAMOS CON DIOS.
Nos llaman cristianos y nos comportamos con cobardía tomamos el camino “DEL MUNDO”. Nos convertimos en dioses con soluciones humanas pero no inspiradas en Cristo. La iglesia misma usa métodos del mundo en vez de orientar al mundo a usar métodos cristianos.
¡Muy lamentable! Soluciones sin AMOR. No nos importa la crisis del otro con tal de resolver la mía. La soberbia que mencione al principio vuelve a relucir. “YO tengo la solución”. (Individual o colectivamente) Eso mismo dijo Adán, pero no el verdadero. El verdadero Adán se sacrificó por toda la humanidad, ¿sabes como? Se anonadó así mismo y aunque era Dios, pero en ese sacrificio de CRUZ tú y yo, nos salvamos. Tengamos fe, pero fe con AMOR en Cristo.
¡No seamos cobardes! ¿Si Cristo está con nosotros, quién en contra? ¡Cristo venció al mundo! “Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil” -Ezequiel 36:26
Somos muchos, pero unidos en el espíritu. Sepamos vivir en fraternidad y ser iglesia de Espíritu que testifica con la alegría de tener encendida la llama del AMOR en nuestro corazón.
¡En Cristo Todo lo puedo! ¿Quién nos separará del AMOR de Cristo? ¡Triunfaremos por la fuerza del que nos ama! Romanos 8 35:37
¡ADELANTE, IGLESIA DE CRISTO, QUE JESÚS NOS VE!
Colaboración de José Raúl Vázquez Geli (Episcopal)
Puerto Rico
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www.tubreveespacio,com
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