Arcos, 28 de noviembre de 2021
Instalaciones del campo de fútbol
Ramón Gamaza
Flora,
Conchi, Alicia, Mari Carmen, Mari Cruz, Jordina, Paula, Pilar, María Soledad,
Warda, Betty, Lucía, María Teresa, Katia, Nicoleta, Alla, Rocío, Elena,
Inmaculada, Katherine, Consuelo, África, Hasna, Andrea, Mari Ángeles, Amal,
Luisa, Pamela, Antonella, Oxana, Luz, Carmen, María Pilar, Zuita, Mónica,
Erika, María Isabel.
Estos son los
37 nombres de las 37 mujeres que han sido asesinadas a manos de sus
maltratadores de género; nombres que quisieron borrar, pero que hoy nosotras y
nosotros recordamos aquí con dignidad y con respeto.
37 nombres de
37 mujeres que aún tenían mucho que sentir, que respirar, que vivir; y que han
dejado a 24 menores sin sus madres. 37 nombres que se unen a la lista que desde
2003 asciende a la escalofriante cifra de 1118 mujeres asesinadas; porque la
violencia de género mata, el machismo mata.
Y no solo
mata, también agrede, viola, insulta, desprecia, acosa, infravalora y maltrata
a mujeres cada día. Y mientras haya una sola mujer con miedo, mientras haya una
sola mujer sufriendo, seguiremos teniendo mucho trabajo que hacer.
Por eso
tenemos que ser firmes frente a las violencias machistas, y no permitir que se
justifiquen, que se toleren y mucho menos que se silencien o que se nieguen.
Debemos ser contundentes y decir alto y claro que no
vamos a permitir que se dé ni un paso atrás.
La violencia de género no es algo lejano que solo
pasa en otros sitios, también ocurre aquí, en nuestro pueblo; y no viviremos en
un lugar justo mientras sigan matando a las mujeres, mientras no podamos vestir
como queramos, volver tranquilas a casa, viajar sin compañía o andar de noche
por la calle.
No podremos
descansar mientras las mujeres sigamos recibiendo un trato desigual y violento:
ya sea en los espacios públicos, en los lugares de trabajo, en casa o incluso
por parte de las instituciones.
Hoy estamos
aquí por las que ya no están, por las que viven con miedo, por las que siguen
sufriendo.
Todo nuestro
apoyo y todo nuestro respeto, no estáis solas.
Aunque el día
25 de noviembre el día de la Eliminación de la violencia contra las mujeres, el
compromiso de todos y todas tiene que ser firme cada día del año; tenemos que
esforzarnos por acabar con los comportamientos que reproducen la desigualdad y
que son el origen de la violencia de género.
No podemos resignarnos a que se asuma como
normalidad la tragedia dolorosamente cotidiana de la violencia machista porque
no es algo inevitable, sino el resultado, tal y como señala Naciones Unidas, de
“unas relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres que persiste como
una crisis silenciosa”.
Ningún ser
humano nace siendo machista; sin embargo, todos tenemos o hemos tenido actitudes
machistas en algún momento. Eso es así porque el machismo es algo aprendido, es
una construcción social y cultural, y por lo tanto, es algo que se puede
cambiar.
Y estoy
convencido de que gran parte de la solución para cambiarlo y para evitar todo
el sufrimiento que causan las violencias machistas pasa por la educación; por
la educación feminista.
Eduquemos a
nuestros niños y niñas en el feminismo, que no es otra cosa que educarles en la
igualdad. Seamos un buen reflejo en el que puedan mirarse, solo así tendremos
la esperanza de un futuro libre de violencia de género.
Porque la
lucha contra la violencia machista no es una cuestión de opiniones ni de
ideologías, sino de democracia; no podremos tener una democracia plena mientras
la mitad de la población no reciba un trato de igualdad.
Cada víctima
de violencia de género nos duele a todas y a todos; y por eso, no debemos parar
hasta conseguir vivir en una sociedad feminista e igualitaria, en la que
podamos garantizar la libertad, la seguridad, el bienestar y la independencia
de las mujeres; porque os queremos vivas, libres e iguales.
Ahora, os
pido por favor, que guardemos un minuto de silencio en memoria de todas las
víctimas de violencia machista.
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