Esto parece el corral de la Pacheca
La frase, que suele
decirse para indicar un lugar donde reina el barullo y la confusión, alude a
uno de los antiguos teatros de Madrid. Don Casiano Pellicer, en su Tratado histórico sobre el origen y
progresos de la comedia y del histrionismo en España (1804), dice que en el año 1568 se
representaban comedias en un corral de la calle del Príncipe, que regentaba un
tal Burguillos, y que por esas mismas fechas se reformó para semejante cometido
otro corral en la misma calle. Éste pertenecía a Isabel Pacheco, llamada La
Pacheca. Un tercero abrió sus puertas en la calle del Sol. Estos corrales eran unos patios amplios
que se abrían en el interior de las casas de vecindad y en los que había
solamente un tablado para las representaciones, gradas para los caballeros y el
corredor para las damas, así como unos bancos portátiles.
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