sábado, 29 de octubre de 2011

FÁBULA DE SAMANIEGO

Fábula III

3.El milano enfermo

Un Milano, después de haber vivido
Con la conciencia peor que un forajido,
Enfermó gravemente.
Supuesto que el paciente
Ni a Galeno ni a Hipócrates leía,
A bulto conoció que se moría.
A los dioses desea ver propicios,
Y ofrecerles entonces sacrificios
Por medio de su madre, que, afligida,
Rogaría sin duda por su vida.
Mas ésta le responde: «Desdichado,
¿Cómo podré alcanzar para un malvado
De los dioses clemencia,
Si en vez de darles culto y reverencia,
Ni aun perdonaste a víctima sagrada,
En las aras divinas inmolada?»

Así queremos irritando al cielo
Que en la tribulación nos dé consuelo.

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