jueves, 27 de mayo de 2021

El chef estrella Michelin, Miguel Ángel de la Cruz, será jurado en "Chef Sierra de Cádiz"

 

 


 

Este chef vallisoletano se incorpora a la mesa del jurado en esta segunda fase del concurso de gastronomía que pone en valor la cocina de la Sierra de Cádiz.

 

 

 

Miguel Ángel de la Cruz es el chef del restaurante La Botica en Matapozuelos (Valladolid), un pueblo con poco más de 1.000 habitantes y que presume de tener un establecimiento con una estrella Michelin, una estrella verde Michelin, (novedad que se incorpora en la edición 2021, como distinción que premia a los restaurantes que tienen la filosofía de sostenibilidad y la economía circular) y dos soles en la guía Repsol. De la Cruz va a formar parte del jurado que elegirá a los ocho finalistas del concurso de gastronomía "Chef Sierra de Cádiz".

 

Pero antes, el lunes 31 en el restaurante Calesa by Pepe El Caja (Cádiz), realizará una formación para varios chefs de la Bahía y de la Sierra organizada por Interovic (Organización Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino), cuyo objetivo será dar a conocer las posibilidades que ofrece la carne del cordero y del cabrito, fomentando el respeto al medioambiente junto con la cocina de cercanía y el uso de los productos que ofrece la naturaleza.

Los asistentes aprenderán la elaboración de diversas recetas como una boloñesa de cabrito y remolacha blanca y lomo de cordero lacado con crema de piñón y piñas verdes de pino, entre otras.

 

Este chef, autor del libro "El cocinero recolector y las plantas silvestres",  aprovecha los recursos que la naturaleza le ofrece y los incorpora a su cocina. Se distingue por usar el producto local y trabajar con los productores del entorno, defendiendo el patrimonio cultural y gastronómico de Castilla. Uno de sus ingredientes estrellas es la piña verde del pino (pinus pinea) que convierte en auténtico manjar.

Por todo esto, Miguel Ángel de la Cruz tenía que formar parte del jurado en esta cuarta edición, ya que es un experto chef del producto rural y seguro que da grandes consejos a los 20 participantes que se juegan el pase a la final con un plato de cordero en esta segunda edición del Chef Sierra.

 

El concurso se puede seguir a través de la web oficial www.chefsierra.es y de las redes sociales, Facebook e Instragram.

 

Los patrocinadores del concurso son: Barbadillo, Diputación de Cádiz, Interovic, Makro, la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Cádiz y la Hacienda el Rosalejo.

En Chef Sierra colaboran: Alminares, ARTCUA, Cádiz Sabe, Er desván Gorumet y la Guía gastronómica de Cádiz

 

 

NUEVO DÍA

 

Las circunstancias de la vida se presentan a nosotros como dados lanzados sobre una mesa de vidrio. No importa cómo los tiremos, pues podremos ver cualquiera de los números, variando nuestra perspectiva. En la vida hay personas que sólo ven los números bajos y otras que siempre ven los números altos. Cuentan que un rey tenía un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". Un día de cacería el rey se cortó un dedo del pie y el consejero exclamó: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". El rey, cansado de esta actitud, lo despidió y el consejero respondió: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". Tiempo después, el rey fue capturado por otra tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad al estar incompleto, dejándolo en libertad. 

El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: "qué bueno que haya perdido el dedo gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto". Mandó llamar a palacio al consejero y se lo agradeció. Pero antes le preguntó por qué dijo "qué bueno" cuando fue despedido. El consejero respondió: "si no me hubieses despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían rechazado, a mí me hubieran sacrificado". 

La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar. En el diario caminar podemos estrellarnos contra las paredes cuando las circunstancias son difíciles. Pero hay que tomar una actitud como la del consejero de la historia: positiva y de desapego. Nada ganamos angustiándonos, preocupándonos y torturándonos con los problemas. 

Para cualquier dificultad en la vida existe una razón que muchas veces escapa a nuestra perspectiva y no entendemos en el momento. No podemos entender el porqué de todas las paredes del laberinto, a menos que nos elevemos y veamos la figura completa. La vida es un aprendizaje permanente: todo estudiante recibe primero la lección y luego los problemas por resolver. En la vida real es al revés: primero nos dejan problemas para resolver y luego debemos deducir la lección. De la misma forma como la tensión durante un examen hace que baje nuestro rendimiento, la vida nos prueba que la mejor forma de rendir bien es con desapego y una buena actitud. 

¿Por qué es tan difícil enfrentar los problemas con una actitud positiva? Por la distancia entre usted y el problema. Imagínese que va en patines y remolcado por un auto. Si tiene la cuerda muy corta entre usted y el auto, seguramente no verá con anticipación los baches en la pista y se golpeará. En cambio si usted es remolcado por un auto con una soga larga, verá los baches y podrá esquivarlos. Lo mismo ocurre en la vida: mientras más distancia tomemos y tengamos más soga entre nosotros y los problemas, podremos tener la libertad para escoger nuestra respuesta y evitar los golpes. El estrés, el trabajo exagerado, la falta de tiempo para descansar, para la familia y para desarrollar actividades espirituales; en suma el estar desbalanceado acorta la soga y nos quita libertad para responder. 

Si llegamos del trabajo con estrés y nuestro hijo comete una travesura, reaccionamos desproporcionadamente, haciéndole daño a quien más queremos. Cuando estamos tensos y con sobrecarga de trabajo en la oficina y un colega nos hace una crítica, explotamos. Así creamos un clima laboral contraproducente y afectamos las relaciones interpersonales. Dedíquele tiempo a la persona más importante de su vida: usted. Alargue su soga ante los problemas, balanceando su vida. Así, la próxima vez que se enfrente a una dificultad podrá decir como el consejero del rey: "qué bueno, qué bueno, qué bueno".

Autor Desconocido