Una pequeña niña
se encontraba entre un grupo de personas, que eran guiadas en una excursión por
una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas
partes de la estructura, el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención
de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.
Estuvo por largo
tiempo, considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las
figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de
colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa
catedral.
Cuando el grupo
se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al
guía: "¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?
-Esos son los santos" -respondió aquel.
Esa misma noche,
mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo:
-Sé quiénes son
los santos.
-¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?
Sin vacilar la niña respondió:
- ¡Son las
personas que dejan que la luz brille a través de ellas!
¿Estas permitiendo que la luz del Señor brille a través de tí?
Hemos sido
llamados a compartir la luz de Jesús en un mundo de tinieblas. Como rayos de
luz que atraviesan el pesimismo y la oscuridad, podemos llevar esperanza y
ánimo.
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