Se cuenta la historia de un hombre que estaba muy cansado y
decidió descansar en las ramas de un árbol. Encontró un buen lugar y tuvo un
buen descanso. Dormía tan a gusto que se le olvidó que estaba en una rama.
Pasaron las horas y ya había oscurecido cuando despertó de un salto.
Olvidándose que estaba en una rama, comenzó a caer. Mientras caía, su mano
abierta agarró una rama, y la apretó fuertemente. Estando colgado allí, escuchó
una voz que le decía: "suelta la rama" pero como había tanta
oscuridad, él no se atrevió a soltarla. Aquel hombre permaneció colgado hasta
el amanecer sólo para descubrir que estaba a pocos centímetros del cielo.
Estuvo colgado en aquel árbol toda la noche experimentando un fuerte dolor y un
gran cansancio, cuando pudo haberse dejado caer al suelo sin problemas.
Nosotros también a veces nos aferramos al pecado. Nos sentimos
cansados y condenados por mucho tiempo. Sin embargo, sólo estamos a "pocos
centímetros" del perdón y de experimentar la paz con Dios. Vivamos hoy en
paz al confesar y arrepentirnos de nuestros pecados. No debemos permitir que la
vergüenza de confesar impida la paz interior y el gozo de ser perdonados. Que
Dios nos ayude a tratar con el pecado inmediatamente.
Fuente: Timothy Senerwa, Junto a Aguas de Reposo
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